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Las incognitas que quedan de la COVID-19

Publicado por Ramón Contreras

La enfermedad COVID-19 está asolando el planeta, con más de un millón de uertos a principios de octubre de 2020 es una pandemia como las que no se veían desde hacía un siglo. Esta enfermedad está causada por un virus desconocido hasta ahora. Sin embargo, en unos meses hemos descubierto un gran número de cosas sobre ella (síntomas, diagnóstico, método de acción, etc). Por otra parte, todavía quedan incógnitas que no podrán ser resueltas hasta que pase el tiempo. Desgraciadamente hay algunas cosas que requieren tiempo y no se pueden apresurar. Veamos algunas de ellas para explicar porqué no se puede saber todavía qué pasará:

Una de las grandes incógnitas asociadas a la enfermedad COVID-19 son las secuelas a largo plazo que causa la enfermedad. Es obvio que todavía no podemos saber con exactitud qué pasará con los pacientes que consiguen recuperarse y es que todavía no nos habíamos enfrentado nunca a esta enfermedad. Los pacientes más graves, que pueden llegar a pasar hasta 3 meses en cuidados intensivos, se recuperan lentamente. Las cifras de recuperados rondan los 20 millones, pero los médicos están observando que mucho de ellos muestran En muchos casos las secuelas de la inmovilidad total o los dolores de garganta después de estar intubado dos meses son los que ya conocemos. Otros, como la anosmia (de la que ya hemos hablado aquí) son propios de infecciones virales. Pero no sabemos los daños al tejido cardíaco o pulmonar que la enfermedad deja. Las heridas pueden curarse pero el tejido no vuelve a funcionar al 100%. Todavía nos queda ver si tras pasar la enfermedad los pacientes son más propensos a coger la gripe, un constipado común o a volver a coger COVID-19. Del mismo modo no sabemos con seguridad si la gripe y el constipado común generan cierta inmunidad contra el COVID-19, aunque los datos actuales parecen indicar que sí.

Por otro lado, tenemos las vacunas que se están desarrollando alrededor del mundo. Se está poniendo mucha presión mediática y esperanzas en un proceso que realmente no sabemos si funcionará. La efectividad de las vacunas se testea durante su generación, pero solo sabremos su efectividad a largo plazo a medida que pase el tiempo. No podemos asegurar que la vacuna sea eficaz con tan solo una dosis en toda la vida. Es posible que se tengan que hacer campañas anuales para vacunar a toda la población hasta que se encuentre una vacuna que haga reaccionar al sistema inmune para siempre. Aunque también es posible que como la gripe, sea imposible encontrar una vacuna efectiva de un año para otro.

Gracias a la enorme labor de seguimiento es la primera vez en la historia que puede rastrearse el contagio de una enfermedad. Esto ha demostrado que hay una gran cantidad de asintomáticos. Los epidemiólogos no saben muy bien a qué se debe este porcentaje tan alto, ni si se da en otras infecciones. La verdad es que estamos aprendiendo mucho sobre epidemias e infecciones, lo que seguramente nos hará reaccionar mejor y más rápido cuando vuelva a venir un episodio como este.