Los ratones transgénicos para desarrollar la vacuna contra la COVID19
La búsqueda de la vacuna contra el COVID19 es uno de los pasos indispensables para luchar contra la pandemia. Durante los últimos meses cientos de laboratorios se han puesto manos a la obra para desentrañar la mejor manera de hacer frente a este coronavirus. Durante las primeras fases de desarrollo de una vacuna se trabaja en la síntesis y la purificación de las proteínas del virus que van a ser empleadas para producir la inmunidad. Sin embargo, en un momento determinado tienen que empezar a usarse en modelos vivos para comprobar cómo funciona de verdad y sus posibles efectos secundarios. Uno de los animales modelos más empleados para esto es el ratón blanco de laboratorio.
Gracias a la ingeniería genética existe una cepa de estos roedores que presentan en las membranas celulares de sus pulmones la proteína humana ACE2, la puerta de entrada del SARS-COV2 a las células. Esta cepa, denominada K18-hACE2, que se diseñó en 2003 para el estudio de la enfermedad que surgió ese año también causada por un coronavirus SARS-COV1 se encontraba “extinta”. Puesto que el mantenimiento de una línea de ratones es costos, es una práctica habitual mantener solo varios viales de esperma congelado y reproducir de nuevo toda la línea cuando se necesita. El único laboratorio que contaba con esperma de estos roedores está financiado por las autoridades estadounidenses y trabaja como un banco de genomas de roedores de laboratorio. Los laboratorios Jackson actúan como una ONG y distribuyen el material a casi precio de coste. A pesar de funcionar de forma independiente una pequeña parte de su financiación -alrededor de un 20%- proviene de las subvenciones del estado. Desde enero empezaron a recibir peticiones para que enviaran ratones K18-hACE2 a más de 250 laboratorios que esperan a los ratones para trabajar. Sin embargo, hay cosas de la naturaleza que no se pueden apresurar, la gestación y el proceso de maduración sexual de estos roedores está marcando los tiempos a los que muchos laboratorios pueden trabajar. Los laboratorios con capacidad de producir sus propios ratones transgénicos con la ACE2 es posible que estén desarrollando sus propias cepas a la espera de que lleguen los primeros candidatos desde Jackson.
Por otra parte, es cierto que los 10 proyectos más prometedores para encontrar una vacuna ya están en fase clínica y han superado las pruebas en animales. En estos casos se han empleado macacos y otros animales para hacer las pruebas. Entre estos otros animales se están usando hámsters que pueden desarrollar una forma leve de la COVID19 o también ratones de laboratorio normales en los que si bien no se puede estudiar la interacción del virus con la membrana celular se puede observar los efectos de la vacuna sobre el sistema inmune o las dosis eficientes para ello.
Sin embargo, los más de cien proyectos de vacuna que se están desarrollando en este momento y que todavía no han llegado a la fase clínica podrían beneficiarse del uso de este modelo de laboratorio para descubrir nuevas maneras de evitar que el coronavirus se una a la proteína ACE2.