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Los pequeños felinos cazadores en la sombra y casi desconocidos, amenazados por la destrucción de su hábitat

Publicado por Ramón Contreras

Hay gente de gatos y gente de perros, pero todo el mundo coincide en la hermosura de sus contrapartes silvestres. Los felinos son uno de los grupos de mamíferos que más miradas atraen alrededor del globo. Tal vez haya ya millones de horas de metraje sobre los grandes felinos como leones, tigres, leopardos o algunos de los pequeños felinos más grandes como los pumas. Sin embargo, mucho menos se habla de los auténticos pequeños felinos, esos gatos salvajes remotamente emparentados con los domésticos, pero que también se encuentran distribuidos en todo el mundo, aunque tal vez de forma mucho más silenciosa que sus primos mayores que rugen y toman la pantalla de nuestras televisiones.

Existe una razón por la que no hay tantas horas de cine sobre los pequeños felinos y es que la mayoría de ellos son muy esquivos. Han sobrevivido convirtiéndose en sombras silenciosas que acechan a sus presas y luego desaparecen casi sin dejar huellas. En la actualidad hay documentadas 33 especies de pequeños felinos. Aquí no se incluyen a las civetas y a las ginetas que no son felinos propiamente dichos, aunque muy afines.

Estas 33 especies se encuentran repartidas normalmente en parajes alejados del ser humano, su forma de cazar al acecho es incompatible con el ruido y el ajetreo de las ciudades. Prefieren los densos bosques o selvas o incluso las alturas de las montañas nevadas. Además de esto, también comparten otras características, como que son cazadores solitarios o que tienen una dieta basada principalmente en roedores y de forma secundaria en otros pequeños mamíferos. Otra cosa común es que de muchos de ellos apenas se tiene conocimiento, ni sus hábitos reproductivos, ni sus formas concretas de caza, que en la mayoría de casos son conjeturas, o ni siquiera el número de individuos de las poblaciones o sus áreas de distribución o campeo. Se podría decir que la característica cómo a todos ellos es la falta de conocimiento. De algunos a penas se han visto ejemplares vivos y se sabe de su existencia gracias a cámaras-trampa que capturan su paso en la noche.

Algunos de estos felinos pequeños son el gato de cabeza plana (Prionailurus planiceps) endémico de la península de Malaca y de Sumatra, el gato de la isla de Borneo (Catopuma badia) que habita las selvas, el margay (Leopardus wiedii) que habita en México y en Brasil, con un área de distribución rota, que presumiblemente fue mucho mayor hace algunos siglos o el gato andino (Leopardus jacobita), del que solo se ha conseguido rastrear a media docena de ellos en la naturaleza y tan solo durante un mes. Por otro lado, el Gato dorado africano (Caracal aurata) vive en los bosques africanos y solo un individuo se ha podido estudiar en cautividad. Por otro lado, el lince ibérico (Lynx pardinus) de la península ibérica es de los más estudiados gracias a unas grandes campañas de concienciación e investigación.

El principal problema de estos felinos es que se conocen muy poco y el segundo problema es que su área de distribución está potencialmente en peligro. O tal vez el primero sea la desaparición de su hábitat, pero como no sabemos exactamente como es su hábitat, no podemos aventurarnos a decir nada más concreto.