Biología

Vesícula biliar

Publicado por Ramón Contreras

Cuando se estudia el aparato digestivo tiende a simplificarse en el tracto superior, el estómago y los intestinos. Sin embargo, hay muchos más componentes que tienen un papel relevante en el proceso. La vesícula biliar es un pequeño órgano que toma parte de la digestión interviniendo a nivel del duodeno. La vesícula biliar funciona como un almacén para ciertos metabolitos creados por hígado, algunos de ellos tienen funciones digestivas y ayudan a la absorción de nutrientes, mientras que otros son el fruto del filtrado sanguíneo del hígado. Estos productos de deshecho se almacenarán en la vesícula y serán excretados al tubo digestivo para que sean expulsados del cuerpo con las heces.

La vesícula es un órgano presente en gran parte de los mamíferos, el ser humano la tiene, pero otros animales como el caballo carecen de ella. En humanos tiene un tamaño de alrededor de 6 cm y una forma de pera u ovalada. Al ser una estructura de almacenamiento es principalmente hueca, con una capacidad de unos 50 ml de volumen. Tiene una capa de tejido seroso en el exterior, seguida de una capa muscular que permite su contracción para expulsar su contenido y su interior es similar al del estómago, una capa mucosa y una superficie con muchos pliegues para aumentar su superficie de contacto. Anatómicamente se encuentra adherida al hígado, mediante una capa de tejido conectivo. La vesícula solo tiene una zona de entrada y de salida a través del conducto cístico. Sin embargo, este conducto se inserta a medio camino de otro conducto. A la parte izquierda del conducto se le denomina hepático común y a la parte derecha conducto colédoco. De esta manera los compuestos biliares pueden pasar desde el hígado hasta el intestino sin necesidad de pasar por la vesícula biliar. El conducto colédoco se inserta en el intestino un poco más abajo que el estómago. En ese mismo punto desemboca el páncreas, con el que comparte un pequeño conducto final, que excreta en la papila o ampolla de Vater, en honor al anatomista alemán que la describió en 1720.

En la vesícula se almacena y se concentra la bilis. Su función principal es disolver ácidos grasos de la dieta (grasas). La excreción está estimulada por la ingesta de alimentos, especialmente por los de origen cárnico o los ricos en grasas. Su presencia en el tracto intestinal ayuda a la digestión y movimiento del bolo alimenticio.

Un 5% de la población humana sufre en algún momento de su vida problemas vesiculares. Estos se deben a la formación y precipitación de sales biliares que forman piedras que taponan los conductos biliares e impiden la correcta excreción de la bilis desde la vesícula al intestino. La formación de estas sales está propiciada por causas genéticas pero también están relacionadas con la dieta. Las deposiciones sólidas de sales pueden darse indistintamente en cualquier parte de los conductos, médicamente se denomina colelitiasis, mientras que la inflamación de la vesícula por otras causas es colecistitis y son procesos ambos dolorosos. Las sales biliares pueden eliminarse mediante el uso de medicamentos específicos, aunque en ocasiones, si la piedra es grande requerirá intervención quirúrgica.

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