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Un repaso al sistema digestivo completo

Publicado por Ramón Contreras

Los animales, salvo arañas y algunos insectos digieren el alimento en su interior. El sistema digestivo es un conjunto de tubos y cámaras que permiten obtener todos los nutrientes del alimento. Para ello se necesitan una gran cantidad de tejidos y órganos especializados que lleven a cabo diferentes tareas que se complementan. Lee más de los tejidos especializados del sistema digestivo aquí.

El sistema digestivo empieza actuar en el momento en que se introduce alimento en la boca. Allí los dientes rompen mecánicamente el alimento para hacerlo porciones de pequeño tamaño que serán más fáciles de digerir. Además en la boca se segrega saliva para facilitar el paso del bolo alimenticio hacia el estómago por el tracto superior y también se segrega en la saliva la primera enzima digestiva, la amilasa salival, esta enzima tiene actividad hidrolasa y ataca al glucógeno, al almidón y a los azucares de cadena larga dividiéndolos en cadenas más cortas. Se cree que la alta concentración de amilasa en el ser humano tuvo que ver con su éxito evolutivo.

Tras ser apropiadamente triturada la comida pasa por la faringe, región que comparte con el sistema respiratorio y por el esófago llega hasta el estómago. En ambas regiones el bolo alimentario es recubierto de secreciones mucosas que permiten el paso del alimento. En el estómago la comida continua su degradación en partículas más pequeñas, aunque en esta ocasión es mediante el ataque químico del jugo gástrico, principalmente ácido clorhídrico y también cloruro potásico y sódico, algunas enzimas de tipo pepsinas y sustancia mucilaginosa para proteger al estómago. Los rumiantes, un tipo de herbívoros realizan una digestión más complicada, de la que puedes leer más aquí. Además muchos animales, en especial las aves y algunos animales granívoros, comen pequeñas piedras que almacenan en el estómago y con las que se ayudan a romper los granos gracias al movimiento del estómago.

Cuando llega al intestino el alimento ya está convertido en un puré del que se pueden extraer los nutrientes. Al salir del estómago el bolo pasa al intestino delgado, un tubo de pequeño diámetro y de una longitud aproximadamente de entre 6 y 8,5 metros y ocupa casi todo el abdomen. Puedes leer más sobre cómo se mueve el alimento por el tubo digestivo aquí.

El intestino delgado está dividido en tres regiones: duodeno, yeyuno e íleon. El primero de ellos es relativamente corto, unos 30 cm y en él se secreta la bilis (lee más de las sales biliares aquí) y los jugos digestivos del páncreas. Además en este primer tramo se absorben las vitaminas y minerales. En el yeyuno se absorben los nutrientes orgánicos de la dieta (azucares, lípidos y proteínas), para ello el yeyuno cuenta con microvellosidades que aumentan la superficie de contacto con el bolo alimenticio. A continuación el íleon continúa la absorción de nutrientes y se reabsorben las sales biliares. No existe una diferenciación clara entre el yeyuno y el íleon. Esta parte del intestino está conectada a la placenta por el ombligo en los fetos y es por donde el no nato recibe el alimento. La válvula ileocecal lo separa del intestino grueso.

El intestino grueso está formado por 4 regiones. En el ciego se hayan gran cantidad de bacterias que colaboran en la digestión de alimentos que todavía no han sido degradados, como por ejemplo la celulosa y absorbe sodio y potasio. A continuación el bolo alimenticio pasa al colon, donde es absorbida casi toda el agua que contiene, así como las sales que haya en disolución. En el recto ya solo encontramos los materiales de deshecho (principalmente bacterias muertas de la flora intestinal) que esperaran a ser excretados a través del ano.

Es importante destacar que el proceso de digestión es un proceso complejo que implica una serie de reacciones químicas y físicas que permiten la descomposición de los alimentos en nutrientes que pueden ser absorbidos y utilizados por el organismo. Este proceso es esencial para la vida, ya que permite la obtención de energía y de los materiales necesarios para el crecimiento y la reparación de los tejidos.

Además, el sistema digestivo también juega un papel importante en la defensa del organismo contra las infecciones. Los ácidos y enzimas presentes en el estómago y el intestino destruyen muchos de los microorganismos patógenos que pueden estar presentes en los alimentos. Asimismo, la flora intestinal, compuesta por billones de bacterias beneficiosas, ayuda a mantener el equilibrio del sistema inmunológico y a prevenir el crecimiento de bacterias dañinas.

Por último, es importante mencionar que el sistema digestivo está estrechamente relacionado con otros sistemas del cuerpo, como el sistema nervioso y el sistema endocrino. La digestión es controlada por una serie de señales nerviosas y hormonales que coordinan la actividad de los diferentes órganos del sistema digestivo. Además, muchos de los nutrientes absorbidos en el intestino son utilizados por el sistema endocrino para la producción de hormonas. Por lo tanto, cualquier alteración en el sistema digestivo puede tener un impacto significativo en la salud general del organismo.