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Cruce de cepas británica y californiana de SARS-CoV-2 qué podemos esperar

Publicado por Ramón Contreras

Los virus, como los seres vivos, van acumulando mutaciones a lo largo del tiempo de forma que diferentes comunidades de virus aisladas se diferencian unas de otras. Este proceso que en seres vivos denominamos especiación aquí genera las diferentes cepas víricas.

Mucho se habla de las nuevas cepas que van surgiendo del SARS-CoV-2. La acumulación de mutaciones que ocurre de forma natural en los virus y en los seres vivos es especialmente importante en aquellos que causan enfermedades puesto que pueden hacerlos todavía más letales. Aquí hemos hablado ya de la cepa que afectó a los visones, de las mutaciones de la cepa británica y de cómo hibridan dos cepas de cornonavirus. Recientemente se alertó que podría haber un primer caso de una hibridación entre la cepa británica y una californiana.

En el caso del cruce de la cepa californiana, denominada B.1.429, y la inglesa, B.1.1.7, parece ser que simplemente han recombinado su material genético en algún punto en el que ambas variantes del virus coincidieron dentro de un mismo paciente. Este cruce había sido específicamente buscado desde diciembre de 2020, pero no se ha observado hasta principios de febrero por P.h. D. Bette Korber -conocida bióloga computacional especializada en el virus del SIDA. La muestra con las evidencias de la mutación proviene de California y se especula con que podría ser el responsable de una nueva ola de contagios en el estado dorado. Aunque parece que el virus híbrido todavía no se ha dispersado y que solo se ha encontrado en una muestra. A este respecto los descubridores anuncian que han de realizarse más pruebas para corroborar el hallazgo y ver sus posibles repercusiones.

La cepa británica es especialmente contagiosa. Una de las mutaciones que la caracteriza produce que haya un 70% más carga del virus en sangre respecto a otras variantes anteriores, aumentando su capacidad de transmisión. Esto es debido a una sola deleción en la posición 69/70 (?69/70). Por su parte la cepa california es especialmente complicada de tratar puesto que presenta la mutación L452R, un cambio de una Leucina por una Arginina en posición 452. Esta minúsculo cambio producido por el cambio de un uracilo en una guanina en la segunda posición del triplete conlleva que el virus presenta una proteína alterada en su superficie y por tanto los anticuerpos la reconocen peor. Uno de los problemas asociados a este tipo de eventos de recombinación es que otorgan a una cepa varias características de otra, en lugar de ir añadiendo mutaciones poco a poco y de forma que los equipos científicos pueden predecir el avance del virus y actuar en consecuencia diseñando variantes de sus medicamentos.

Del mismo modo que se ha detectado esta hibridación se está siguiendo con gran esfuerzo la evolución de cada cepa alrededor del mundo para detectar de forma temprana las mutaciones que van acumulando y también las posibles recombinaciones que se pueden dar. Ahora mismo hay cerca de 10 cepas o variaciones importantes del SARS-CoV-2 y si no se consiguen extinguir mediante las vacunas es cuestión de tiempo que se hibriden algunas de ellas.

Desde el surgimiento de nuevas cepas como Delta y Omicron, la vigilancia genómica se ha intensificado globalmente. Estas variantes han mostrado mutaciones adicionales en la proteína pico, elevando el riesgo de evasión inmunitaria. Programas internacionales han reforzado su cooperación para rastrear y entender estas mutaciones en tiempo real. Las vacunas han comenzado a adaptarse, utilizando tecnologías como la de ARNm para actualizarse rápidamente contra estas nuevas variantes.

Los eventos de recombinación observados en los últimos meses subrayan la importancia de vigilar detenidamente cada interacción genética del virus. La atención también está puesta en entender cómo estos cambios pueden influir en la eficacia de los tratamientos actuales. El seguimiento continuo de las cepas es crucial para anticipar nuevos desafíos en el control de la pandemia. Las colaboraciones globales que se han formado son vitales para detener la adaptación del virus a las herramientas médicas actuales y futuras.

La vigilancia también se centra en identificar mutaciones que puedan reducir la eficacia de las vacunas. Los esfuerzos se dirigen a ajustar las vacunas existentes de manera proactiva para mantener la protección contra el virus en evolución. La comunidad científica trabaja en mejorar las plataformas de vacunas para asegurar una respuesta rápida, asegurando que la inmunización siga siendo efectiva contra variantes que surjan en el futuro. Esta adaptabilidad es clave para reducir el impacto de la COVID-19 en la salud pública mundial.