Un fármaco para detener a todas las cepas de COVID-19
Las vacunas están salvando a la humanidad de que las muertes por COVID-19 se disparen durante estos meses. Sin embargo, no todas las formas de defendernos de los virus se basan en vacunas y ya son varios los equipos de en investigación que buscan alternativas farmacológicas a estas. La pronta respuesta de la ciencia al brote epidémico del virus SARS-CoV-2 causante de la COVID-19 se basa en el conocimiento que se recopiló durante los primeros momentos, cómo infectaba, a qué células, cómo se propagaba, etc. con todos estos datos se trabajó en hacer las vacunas que atacaban la proteína que debía propiciar la infección, la famosa proteína S, o Spike o de la espícula. Sin embargo, ahora mismo se trabaja en varias líneas con diferentes aproximaciones que tienen por objetivo impedir que el virus se reproduzca. Aerosoles de aplicación nasal para evitar que el virus pueda colonizar las mucosas son uno de los más utilizados.
Por otra parte, se necesitan medicamentos capaces de controlar la enfermedad una vez esté instalada en el hospedador. Las vacunas solo actúan como defensa contra nuevas infecciones, si ya se tiene el virus la vacuna no puede aportar ningún tipo de remedio. Uno de los problemas a los que se enfrenta la medicina es que los virus se introducen en las células y por lo tanto están protegidos por ellas ante los fármacos. Es para estos casos que se está desarrollando medicamentos que van dirigidos a las células infectadas. En este sentido un tratamiento con dos fármacos (Ceapin-A7 y KIRA8) ha mostrado una eficacia del 99,5% en laboratorio para evitar la propagación del virus.
El estudio mostró que el virus secuestra toda la maquinaria replicativa de la célula para reproducirse y uno de los mecanismos que se dispara es la “respuesta a proteína desplegada”. Este mecanismo se activa en las células bajo estrés. Cuando el número de proteínas no plegadas es alto, como en el caso de una replicación masiva de las proteínas del virus, se activa este mecanismo que puede llevar a la célula a la apoptosis o muerte celular si el problema de proteínas desplegadas se extiende en el tiempo. En principio se activa un control en el retículo endoplasmático para recuperar el plegamiento correcto de las proteínas. El uso de compuestos que inhiben la vía de señalización disminuyen la capacidad del virus de replicarse. Al evitar que se replique da más tiempo al sistema inmune de reconocer la intrusión y luchar contra él.
El estudio ha sido tan rápido porque ya estaba investigando esta línea de actuación contra otros virus. Por eso ha podido publicar en tan solo 9 meses y ahora vana comprobar una batería de virus, entre los que se encuentra el del zika con el que también tiene resultados muy prometedores. Ahora el equipo investigador del estudio busca financiación para empezar los ensayos en humanos. Los resultados publicados recientemente en la prestigiosa revista científica PloS Pathogens podrían ser una solución a la aparición de nuevas cepas, puesto que al dirigirse a las células infectadas da igual la cepa que en encuentre.