Los cromosomas autosomas
Los autosomas son todos los cromosomas que forman el genoma de un ser vivo que no llevan ningún gen que determine para el sexo del individuo. En la mayoría de especies que el ser humano conoce el sexo viene determinado por la presencia de cromosomas sexuales determinados. Mientras que en mamíferos el macho preenta un cromosoma Y y uno X (XY) y las hembras XX, en las aves por ejemplo es al revés y los machos tienen dos copias del mismo cromosoma que se denomina Z y las hembras presentan una pareja de cromosomas WW. En cualquier caso, cualquier cromosoma que no tenga genes que determinen el sexo son autosomas.
Esto no quiere decir que estos cromosomas no lleven los genes de las hormomas que desarrollarán el aparato sexual de uno u otro sexo. Sino que no llevan los genes que empiezan la cascada de transcripción genética que dará lugar a las diferencias sexuales de la especie.
En los autosomas se encuentran la gran mayoría de los caracteres genéticos de la especie y del individuo. En general los cromosomas sexuales tienden a perder la gran mayoría de genes no relacionados con el sexo y esos genes han sido transferidos por la evolución a otros cromosomas de tipo autosómico. ¿Por qué pasa esto? La teoría más extendida en la actualidad es que de esta manera solo los caracteres sexuales están ligados al par de cromosomas sexuales. Mientras que todas las demás características que tiene el individuo se encuentran en los autosomas. Es lógico pensar que por ejemplo el gen que codifica para la ATPasa o para la insulina no pueden depender del sexo del individuo para estar presentes o no. Esta es la razón principal por la que los autosomas suelen ser mayores en tamaño que los cromosomas sexuales, que contienen muy poquitos genes. Sin embargo, existen enfermedades relacionadas con el sexo. La daltonía, una enfermedad genética que impide ver bien algunos colores se debe a una mutación hereditaria en un gen no sexual presente en el cromosoma X, el femenino.
Es cierto que el sexo condiciona la aparición de determinados caracteres, que denominamos secundarios, como son la barba de los hombres o los diferentes plumajes de muchas aves que tienen diferencias dependiendo del sexo, o la diferencia en altura entre hombres y mujeres. Estas características no se encuentran codificadas en los cromosomas sexuales, sino que la activación de estos genes está regulada por las proteínas que producen los genes sexuales.
Los seres humanos cuentan con 2 cromosomas autosómicos. Se clasifican de 1 a 22 según su tamaño. Existen una serie de enfermedades genéticas que están relacionadas con tener un número equivocado de cromosomas. Estas anomalías, como las trisomías en las que se tiene 3 cromosomas en lugar de 2, suelen ser más frecuentes con los cromosomas pequeños (ya sean autosomas o los cromosomas sexuales), por el mismo motivo que los cromosomas sexuales solo tienen los genes relacionados con el sexo y pocos más. Al ser cromosomas de pequeño tamaño codifican pocos genes y su ausencia, si bien crea grandes dificultades al que no tenga una pareja, no es tan letal puesto que afecta a menos genes y por ende a menos procesos celulares y metabólicos.