Herencia ligada al sexo
La herencia genética se basa en las leyes que estableció Mendel en el siglo XIX. La tercera ley de Mendel dice que si los genes no están en el mismo cromosoma o dentro del mismo están en regiones lejanas uno de otro su trasmisión es independiente. La herencia ligada al sexo se basa en el mismo principio, solo que hace referencia a los genes que se encuentran en los cromosomas sexuales, pero que no intervienen en la determinación sexual.
Por ejemplo, supongamos que el gen A tiene dos alelos A y a y el gen B tiene dos alelos B y b. Si su herencia es independiente podremos encontrar gametos que serán AB, aB, Ab y ab, todas las combinaciones posibles. Si cada gen se encuentra en un cromosoma es fácil de entender que de la pareja de cromosomas que tiene una célula, el cromosoma que tiene el alelo A o el que tiene el alelo a migrará hacia el polo al azar, y lo mismo para el gen B. Sin embargo si el gen A y B se encuentran en el mismo cromosoma se heredarán en combinaciones preestablecidas con mayor frecuencia.
Entre los cromosomas homólogos (la pareja de cromosomas) se forman o se pueden formar entrecruzamientos. Las zonas homólogas, con la misma secuencia, de los dos cromosomas pueden interaccionar y intercambiarse fragmentos de ADN en lo que conocemos como un entrecruzamiento. Esta recombinación homóloga se da con bastante frecuencia cada vez que las células se dividen para formar gametos y es uno de los motores de la evolución.
Pues bien, los cromosomas sexuales no son una excepción. Los cromosomas X se recombinan como cualquier otro par de cromosomas autosomas. La independencia de herencia de dos genes del cromosoma X dependerá de la distancia que los separa. A mayor distancia, mayor es la probabilidad de que haya un entrecruzamiento entre ambos y por lo tanto mayor independencia. Pero entre el cromosoma X y el cromosoma Y la homología es mucho menor, tan solo hay unas pocas regiones homólogas justas para permitir el apareamiento de los cromosomas en el centro de la célula durante la división.
Esto hace que los alelos de los genes no sexuales que se encuentran en el cromosoma Y rara vez se recombinen y pasen al cromosoma X. Estas variantes de los genes decimos que se heredan ligadas al sexo.
Las hembras tienen un juego de cromosomas XX. Así que como en el resto de cromosomas los genes codificados en el par XX se expresarán siguiendo las leyes exactas de Mendel. Por otro lado, tenemos que los machos tienen un par de cromosomas XY. En estos individuos los genes no sexuales del cromosoma X se tienen que expresar sí o sí, pues no hay otra copia más que las contenidas en el cromosoma X. Esto quiere decir que el los machos se comportarán como haploides (con solo una copia del cromosoma) para todos los genes que contiene el cromosoma X. La hemofilia o el daltonismo son enfermedades causadas por mutaciones de genes no sexuales del cromosoma X. Mientras que las mujeres rara vez tienen las enfermedades pues pueden usar la otra copia para sobrevivir, los hombres siempre expresarán la copia que tienen.