Qué son las hormonas
La comunicación es una de las funciones básicas de una célula. Cuando un organismo está compuesto por más de una célula es necesario que éstas se comuniquen para mantener una estructura y cohesión, no solo a nivel físico sino que también deben mantener una cohesión funcional, para colaborar formando parte del mismo órgano o para que cada una realice una función diferente en órganos alejados. La comunicación célula a célula entre células vecinas es más sencilla, las células vecinas están unidas mediante proteínas que impiden que se alejen unas de otras y por lo tanto pueden coger de la matriz extracelular productos diversos que excretan las células vecinas.
Pero, ¿qué pasa cuando la célula con la que te quieres comunicar está en la otra punta del cuerpo? Para estas situaciones en las que la comunicación es alejada existen dos vías. La primera de ellas es el sistema nervioso, gracias a eso el cerebro es capaz de mover los dedos de los pies. La segunda forma de comunicar dos puntos alejados del cuerpo son las hormonas. En ocasiones los mismos compuestos que funcionan como neurotransmisores entre dos neuronas pueden viajar en el torrente sanguíneo y funcionar como hormonas.
Las hormonas son compuestos que se sintetizan en un órgano del cuerpo y viajan en el torrente sanguíneo hasta su órgano diana donde causan un cambio en sus células, normalmente en la bioquímica de síntesis de proteínas. No todos los tejidos pueden sintetizar hormonas. Las células especializadas en su producción se encuentran en glándulas endocrinas y su tipo celular suele ser epitelial e intersticial.
Dependiendo de su composición química se pueden dividir las hormonas en tres grupos: las hormonas derivadas de aminoácidos, principalmente tirosina y triptófano pueden derivar en hormonas catecolaminas (como la adrenalina de la que puedes leer más aquí, y son de pequeño tamaño. Las hormonas formadas por pequeñas cadenas de aminoácidos se denominan oligopeptídicas o polipeptídicas dependiendo del número de aminoácidos que las compongan. Entre ellas encontramos la vasopresina o la insulina, de la que puedes leer más aquí . Finalmente el tercer tipo de hormonas son las que su estructura deriva de un lípido, estas hormonas lipídicas tienen la ventaja de poder atravesar las membranas celulares para transmitir la información sin necesidad de receptores de membrana como las dos anteriores. En este grupo se incluyen todas las hormonas derivadas del colesterol, como la testosterona.
Para poder afectar a una célula ésta debe presentar receptores específicos para esa hormona (esta es la forma de asegurar que solo los tejidos diana serán modificados). En el caso de las hormonas basadas en aminoácidos o en cadenas de ellos los receptores se encuentran en la superficie de la membrana celular, mientras que los receptores de las hormonas lipídicas se encuentran en el citpolasma. En el primer caso la unión de la hormona con su receptor desencadena una cadena de activación, normalmente mediada por un segundo mensajero, el más común es el AMP (adenosin monofosfato), derivado del ATP. El AMP suele interferir en los estados de activación por fosfato de las proteínas celulares provocando cambios en su actividad metabólica. Las hormonas lipídicas entran directamente al citoplasma donde se unen a receptores que introducen estas hormonas dentro del núcleo celular activando la síntesis de ARN mensajeros de nuevas proteínas.
No hay que confundir las hormonas con las feromonas, otros mensajeros químicos, que son compuestos volátiles que segrega el organismo para comunicarse con otros individuos, de la misma o distinta especie, a través del olor.