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Conservación: Patrimonio natural de la Humanidad

Publicado por Ramón Contreras

La sociedad moderna del siglo XX se dio cuenta de que había ciertos sitios que tenían que ser protegidos para preservarlos para las generaciones futuras. Existen varias figuras con las que paisajes o ecosistemas son clasificados como digno de ser conservado. A nivel nacional encontramos la figura de los parques nacionales o los parques naturales, de los que ya hemos hablado. A nivel internacional las dos figuras más importantes son las Reservas de la Biosfera, de las que hablamos aquí, y el Patrimonio de la Humanidad. Esta última figura sirve como reconocimiento de la importancia para la humanidad de cierta localización. Existen tanto bosques, lagos, montañas u otras formas biogeográficas como edificios y localizaciones en ciudades dentro de las localizaciones que protege el Patrimonio de la Humanidad. De hecho, de los algo mas de mil cien sitios catalogados (1121 hasta 2019) la amplia mayoría son construcciones humanas (870), algo más de 200 son naturales y un pequeño grupo, cerca de 40 de ellas, contemplan la protección de localizaciones donde ambas categorías confluyen, un paraje impresionante donde se ha construido algo también digno de ser conservado.

Aunque la figura de Patrimonio de la humanidad es internacional, las localizaciones que ostentan este título son de propiedad nacional. Cada país debe gestionar la protección del sitio, aunque es la Unesco la que vela por el cumplimiento de los requisitos mínimos para seguir siendo Patrimonio de la Humanidad y recibir los beneficios por ello.

Méjico es el país americano con más sitios registrados, con 35. Los países con mayor número son Italia y China con 55 sitios cada uno. La ciudad de Córdoba (España) es la que tiene más monumentos arquitectónicos Patrimonio de la Humanidad, con 4. Combinar el patrimonio cultural con el natural fue una idea estadounidense presentada en 1965, desde entonces tanto al ONU, como el Comité Mundial para la Conservación en la UNESCO aunaron criterios.

Para convertirse en Patrimonio de la Humanidad natural se han de dar ciertos criterios de selección que están recogidos en los apartados VII a X,de los 10 con los que cuenta el comité seleccionador. En resumen el emplazamiento ha de tener algún tipo de formación geológica único y exclusivo de especial belleza, o el paraje en sí debe ser estéticamente atractivo. O bien debe contener ejemplos que muestren momentos históricos del planeta aquí se incluyen tanto formaciones geológicas como fósiles, por ejemplo. Además pueden incluirse todos aquellos sitios que contengan un ecosistema de especial valor ambiental o exclusivo que necesite ser preservado. Así mismo los hábitats que si bien no sean únicos pero se encuentren en un grado de conservación especialmente alto y que con su conservación se pretende mantener un núcleo ecológico estable y de interés. Estos hábitats en general deberán incluir especies de seres vivos de interés ecológico y de interés en términos de conservación, estando normalmente en peligro de extinción y por ello necesitar ser protegidos.

Los criterios son algo amplios con el fin de permitir recoger tanto ecosistemas bien establecidos y sanos, con el fin de protegerlos de la actividad humana, pero también regiones con ecosistemas al borde del colapso donde la intervención es necesaria. Para estos casos se ha creado la figura de Patrimonio de la Humanidad en peligro, en el que encontramos 17 parajes naturales y 6 eventos culturales.