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¡Buenas noticias! La capa de ozono se recuperará para 2066

Publicado por Ramón Contreras

La crisis medioambiental del siglo XXI, la emergencia climática o cambio climático son algunos de los nombres que usamos para enfrentarnos a la situación de cambio rápido y de origen antropocéntrico del clima del planeta. Las previsiones de cambios de temperatura para 2023 o los datos recogidos durante este siglo no son nada halagüeños y presentan un futuro incierto para cientos de miles de especies que estaban muy adaptadas a unas condiciones que hemos cambiado de un plumazo. Estos cambios suponen serios problemas para la continuidad de la vida tal y como la conocemos y la ciencia se ha denodado para encontrar la forma de frenarlo. Las políticas para evitar el cambio climático son muchas y variadas y representan una parte importante de las políticas internacionales en la actualidad (por ejemplo el Protocolo de Estocolmo).

El agujero de la capa de ozono es más grande en los polos

Una de las primeras alarmas que sonó tan siquiera con la posibilidad de que el ser humano estaba destrozando el mundo fue el agujero de la capa de Ozono. El LaGuia2000 ya hemos hablado de la importancia de la capa de ozono para la vida y los efectos del agujero sobre la vida. El “agujero” se encontró a finales de 1970. Desde entonces se ha analizado y han corrido ríos de datos al respecto. Una de las iniciativas para solucionarlo se determinó en los Compromisos de Montreal en la que todos los países acordaban reducir la emisión de los gases (Clorofluorocarbonos, CFC) que rompían las moléculas de ozono. Gracias a esos acuerdos internacionales la emisión de los dañinos gases se redujo en un 99%.

Ahora, tras más de 30 años de monitorización del agujero las previsiones son bastante esperanzadoras. Si las políticas internacionales para evitar su emisión se mantienen y se cumplen los nuevos pactos y acuerdos internacionales que se han acordado parece ser que estamos de enhorabuena (y ya era hora de tener una buena noticia climática). Los países firmantes del acuerdo de Montreal redujeron en 10 años la emisión de los gases CFC a la mitad y en la actualidad su uso es residual (aunque en ocasiones hay fugas que por suerte se detectan enseguida).

La reducción del uso de CFC y otros gases de efecto invernadero en un 99% han permitido la recuperación de la capa de ozono. Se calcula para el 2040 los niveles de ozono de la capa en la mayor parte del mundo volverían a los niveles de 1980. En 2045 el grosos de la capa se restaurará hasta las inmediaciones del Ártico, mientras que el agujero real (aquella zona donde la capa de ozono es más delgada) sobre la Antártica, podría volver a tener un grosos protector para 2066.

Éxito rotundo del protocolo de Montreal y de las políticas internacionales para evitar el cambio climático. Es más, en 2016 se añadió a esos acuerdos una enmienda para prohibir el HFC (hidrofluorocarburos) que no tienen efecto negativo directo sobre la capa de ozono, pero sí ayudan al cambio climático. La eliminación de los HFC podría ayudar a enfriar el mundo hasta medio grado de aquí a 2100, y bien merece la pena enfriar en la medida de lo posible el planeta.