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Toxicidad de los eosinófilos contra los parásitos

Publicado por Ramón Contreras

Los eosinófilos son un tipo de glóbulos blancos especializados en detener los procesos alérgicos y en contribuir a eliminar los parásitos. Los glóbulos blancos o leucocitos son las células de la sangre encargadas de velar por el buen estado del cuerpo. Los eosinófilos comparten origen celular con los neutrófilos y los basófilos (en conjunto se denominan los granulocitos por contener gránulos proteicos visibles al microscopio). De hecho, se relacionan con esta últimos para llevar a cabo sus funciones. La histamina excretada por los basófilos atrae a los eosinófilos por quimiotaxisQuimiotaxis o quimiotaxia, cuando una sustancia química determina el movimiento del organismo. La histamina será la señal que marcará los procesos alérgicos. Por su parte los eosinófilos también serán atraídos por los anticuerpos o inmunoglobulinas que generarán los leucocitos B y que se habrán adherido a la superficie de parásitos que hayan conseguido introducirse en el sistema linfático o en el sanguíneo.

Hay que tener claro que por el contrario los eosinófilos serán de poca ayuda para defender el cuerpo contra infecciones tanto bacterianas como víricas,. Intervendrán en la lucha contra parásitos como en la triquinosis o el anisakis, y en general todos los parásitos de los grupos de nemátodos y platelmintos (los ataques biológicos no fagocitables). Aunque la mayoría de parásitos unicelulares del grupo de los protozoos no generan respuesta por parte de los eosinófilos existen algunas excepciones: Toxoplasma (tan solo en algunas ocasiones), Sarcocystis o Isospora, siendo este último grupo la que produce mayor respuesta durante la isosporosis.

Los eosinófilos no emplean una habilidad fagocitaria, como otros leucocitos, sino que los gránulos que contienen llevan enzimas tóxicos que atacarán al parásito. Estos glóbulos blancos cuentan con diferentes tipos de gránulos en los que almacenan enzimas y proteínas que emplearán dependiendo de la señal que les ha atraído. En los procesos contra parásitos liberará la proteína básica principal (MBP), la proteína catiónica (ECP), la peroxidasa eosinofílica (EPO) y la neurotoxina derivada de eosinófilos (EDN).

La MBP representa más del 50% de los gránulos y atacará a todo tipo de parásitos, además de inducir a los basófilos a seguir excretando histamina. Reconoce proteoglicanos de la matriz extracelular y rompe los enlaces entre las moléculas que forman la bicapa lipídica de las membranas celulares.

La ECP es una ribonucleasa -codificada en el gen rnase3– con gran poder tóxico para las células, incluso sin sus sitios de degradación de ARN. Se cree que su actividad se debe a que induce a la apoptosis celular mediante la formación de poros en su membrana. Dentro del eosinófilo se encuentra inactiva gracias a 3 glicosilaciones que la hacen inerte. La EPO se une a los parásitos y tiene cierta capacidad bacteriostática. Como todas las peroxidasas es capaz de oxidar una gran variedad de compuestos y proteínas, además durante el proceso generará H2O2, compuesto altamente tóxico, así que su acción es doble en este sentido. Finalmente la EDN interfiere con el sistema nervioso atacando las vainas de mielina y las neuronas.

Tanto la MBP como la EPO son sintetizadas también por los basófilos, y la ECP y la EDN se pueden encontrar también en los neutrófilos, pero la gran cantidad de ellas almacenada en los eosinófilos hace que sean la respuesta más rápida y en mayor proporción contra parásitos de todos los granulocitos. Si te ha interesado como actúa el eosinófilo frente a los parásitos tal vez quieras ver el artículo que le dedicamos a su morfología y bioquímica, aquí (próximamente).