Endoparásitos, los parásitos que entran al cuerpo
El parasitismo es una forma de vida extendida en nuestro planeta. Es una forma de depredación sutil que muchas veces no acaba con la muerte directa de la presa. Aunque a largo plazo la salud del objeto de parasitismo siempre nota los efectos deletereos de que se lo estén comiendo. Los parásitos obtienen beneficio de los parasitados sin perder ellos mismos nada. Es una relación en la que solo una de las dos partes gana y la otra pierde. Este tipo de relación biológica se contrapone al mutualismo, en la que las dos partes ganan y al comensalismo en la que una parte gana y la otra pierde. En ocasiones la línea entre comensalismo y parasitismo es muy tenue.
Los parásitos pueden comerse literalmente al hospedador mientras está con vida, pero también pueden usurpar sus hogares, hacerse pasar por sus crías, usarlos como recipiente para incubar sus huevos y un variopinto etcétera en el que siempre hay un perdedor. Los parásitos muchas veces solo pueden vivir de esta manera, han perdido las habilidades y capacidades para vivir fuera o alejado de su hospedador. Por contrapartida suelen ser seres muy especializados en obtener energía de los seres de los que se aprovechan. Un caso claro son los virus, que necesita la maquinaria replicativa de una célula para multiplicarse porque él ha perdido los genes que la codifican. Por el contrario el virus tiene unos promotores de la iniciación de la replicación muy potentes, más incluso que los de los hospedadores. Existen muchas formas de clasificar a los parásitos. En función del hábitat los parásitos pueden ser endoparásitos o ectoparásitos, estos últimos se encuentran fuera del organismo y hablaremos de ellos aquí .
Endoparásitos si viven dentro del hospedador. Para ello se introducen por las cavidades naturales del ser como la boca o el ano, normalmente durante la ingesta de alimentos contaminados con formas larvarias o huevos de los parásitos. Dentro del hospedador el parásito se desarrollará y formará a su vez formas de dispersión que serán eliminadas al medio mediante las excreciones. En otras ocasiones los parásitos entran por heridas abiertas. En esta ocasión tras alimentarse y desarrollarse en la herida las formas de dispersión suelen salir por la misma herida o abrir una nueva. Otra forma de dispersión clásica es que el animal parasitado y debilitado sea a su vez la presa de un depredador que comerá la carne contaminada y se infectará a su vez. Dentro de los propios endoparásitos existen los que viven dentro del aparato digestivo, o respiratorio, o sanguíneo, o dentro de los músculos. A estos se les denomina parásitos intercelulares y se aprovechan de cavidades corporales. Son normalmente macroscópicos y se encuentran fuera de las células, este tipo de parásitos suelen alimentarse o bien del propio hospedador directamente o bien de los productos que genera el cuerpo. Los nemátodos del sistema digestivo son un buen ejemplo de ello. Por otro lado encontramos los parásitos endoparásitos intracelulares. Estos suelen ser microscópicos, tienen mecanismos moleculares de entrada en las células y se aprovecharán de los productos moleculares de las células para alimentarse. El causante del paludismo, perteneciente al género Plasmodium entra al torrente sanguíneo con la picada de un mosquito contaminado, pero además, en la sangre entrará dentro de los glóbulos rojos sanos para alimentarse y reproducirse hasta hacerlo explotar.