Dimorfismo sexual
El dimorfismo sexual es una cualidad que presentan algunas especies de seres vivos en las que los machos y las hembras presentan alguna diferencia anatómica o morfológica en su tamaño, forma o color, a parte del propio aparato reproductor. Por ejemplo en mamíferos las hembras tienen dimorfismo sexual siempre puesto que tienen glándulas mamarias más desarrolladas que los machos con el fin de poder amamantar a sus crías. En este aspecto los machos de mamíferos son de mayor tamaño que las hembras puesto que en ellos recae la obligación de proteger a la manada o a su pareja mientras ésta está embarazada. Por el contrario en muchas especies de insectos, arañas y anfibios son las hembras las que cuidan las puestas de huevos, por lo que serán ellas las que presentarán un tamaño mayor. El dimorfismo sexual es poco común entre los reptiles, aunque las hembras suelen ser de un tamaño algo mayor.
El dimorfismo sexual se da en todos los grupos taxonómicos de seres vivos, desde las plantas dioicas que presentan flores diferentes para albergar a las gónadas masculinas y las femeninas hasta las mariposas cuyas hembras suelen presentar colores más apagados. Muchas veces el dimorfismo es tan pronunciado entre ambos sexos que resulta difícil asumir para el inexperto que dos mariposas son de la misma especie.
Es cierto que muchas veces el dimorfismo sexual tiene como objetivo algún paso relacionado con la reproducción de la especie. Las cornamentas de los machos de los bóvidos son utilizadas durante la época de celo para luchar entre sí con el fin de conseguir una manada de hembras con las que reproducirse. Los leones machos presentan una melena que les protege durante las peleas entre machos. O las colas de los pavos reales machos que presentan un tamaño desproporcionado para atraer a las hembras. En la mayoría de las especies suele ser uno de los sexos el encargado de luchar, por lo que solo uno de ellos presentará “armas” desarrolladas para ello, como es el caso de los espolones de los gallos domésticos. En aquellas especies en las que las labores de defensa de las crías se compartan este dimorfismo sexual será menos acusado.
En aves es muy corriente que exista dimorfismo al menos en el color del plumaje. Las hembras de muchas aves suelen tener unos colores apagados para poderse esconder entre la maleza, y evitar así que los depredadores las encuentren y encuentren los nidos, mientras que los machos suelen presentar plumas de vivos colores con los que cortejan a las hembras. De manera similar en peces el dimorfismo sexual más frecuente son diferencias de coloraciones de las escamas cuya función está relacionada con el cortejo.
Finalmente el dimorfismo puede darse no solo en caracteres físicos sino también puede verse reflejado en el comportamiento de los individuos de una especie. En algunas especies, como los elefantes, los leones, los ciervos o los lobos, las hembras suelen vivir formando mandas o comunidades matriarcales con las abuelas, madres e hijas. Los machos son normalmente solitarios y se unen a las manadas durante la época de reproducción y en algunas ocasiones se quedan con esa manada hasta que otro macho le gane.