La Extinción de las especies
En la actualidad se calcula que viven en el planeta Tierra unos 50 millones de especies de seres vivos, incluyendo, plantas, animales, hongos, bacterias y arqueas. Este es uno de los números más altos de especies vivas en un mismo periodo del que el ser humano tiene constancia. En la actualidad la biodiversidad de la Tierra es extremadamente elevada. Sin embargo, se conocen muchas más especies que ya han desaparecido. Los cálculos parecen indicar que en total, desde que empezó la vida en la Tierra han pasado por ella la friolera de 50 mil millones de especies. Por lo que el número actual de especies es tan solo alrededor del 100% de todas las especies que han existido en la Tierra han desaparecido. De forma especulativa podríamos decir que se ha extinguido una especie al día desde que apareció la vida en la Tierra
Los grandes eventos de extinción, como el que acabó con los dinosaurios, pueden dar cuenta de tan solo el 5% de estas extinciones. El resto de ellas se han ocasionado por otras causas, afectando a las especies una por una. La extinción es un evento propio de la evolución de todas las especies. Tomando por ejemplo al hombre moderno (Homo sapiens) se calcula que como especie apareció hace unos 190 mil años. Sin embargo esta especie no apareció de la nada, sino que fue el paso evolutivamente siguiente del Homo erectus, hoy extinto.
Se podría decir que la especie Homo erectus, se adaptó a las nuevas condiciones de su entorno dando lugar a una especie distinta, mientras que la población de Homo erectus fue disminuyendo hasta la extinción, pues ya no se adaptaba a las nuevas condiciones del entorno o no era capaz de competir con el H. sapiens.
Las especies de seres vivos se desarrollan en consonancia con el entorno, que es dinámico y cambia constantemente. Tan solo los individuos más adaptados a su entorno serán capaces de sobrevivir. Esta sentencia darwiniana la podemos entender hoy en día. Si se lleva a nivel poblacional resulta igual, tan solo las poblaciones mejor adaptadas a su entorno sobrevivirán. Es decir, la especie derivará hacia las características propias de una población más adaptada que otra (en lo que llamamos evolución), mientras que la población que no se adapte a las nuevas condiciones desaparecerá (extinguiéndose la especie tal y como se consideraba hasta ese momento).
Los seres vivos tienen que vivir en un equilibrio entre la adaptación a unas condiciones concretas (las de su entorno y tiempo) y la posibilidad de cambiar. Esta diatriba se puede observar a nivel de adaptación de especies. Existen especies generalistas, con gran capacidad de adaptación (como el hombre o la rata), y especies especialistas (como el koala o el oso polar). Las generalistas siguen un patrón de crecimiento denominado “estrategia de la r”, de la que puedes leer más aquí. Por el contrario las especies especialistas centradas en sacar el máximo provecho de los recursos de los que disponen. Estas especies siguen “la estrategia de la K”, de la que puedes leer más aquí.
En definitiva, la extinción es un proceso propio de la evolución de las especies. Según algunos cálculos la vida media de una especie se encuentra entre el millón de años y los cuatro millones de años.