Dinosaurios carnívoros gigantes y la diversidad biológica de las comunidades jurásicas
Ya no hay animales como los de antes. Una de las cosas que tienen a la humanidad fascinada con los dinosaurios es el tamaño que alcanzaban muchos de ellos. Los grandes dinosaurios, y sobre todo los grandes carnívoros del Jurásico o el Cretácico, forman parte del imaginario colectivo. Es cierto que en la actualidad contamos con algunos animales de gran tamaño como la ballena azul, y que en el pasado han existido mamíferos gigantes como osos perezosos gigantes o armadillos gigantes. Pero los ecosistemas actuales no cuentan con animales gigantes. Un equipo de investigación ha estudiado la relación entre el tamaño de los individuos y la diversidad de su ecosistema comparando a las comunidades actuales con las de tiempos remotos.
Las comunidades biológicas actuales cuentan con gran diversidad de animales en número de especies y se encuentra una relación de tamaño entre las diferentes especies. Es decir, se puede hacer una escala de tamaño desde la más pequeña a la más grande y cada especie es solo un poco más grande y pesada que la anterior. Por el contrario, en las comunidades de hace 205 a 135 millones de años (el tiempo comprendido entre el Jurásico y el Cretácico) encontramos que el número de especies es menos y que hay un salto cuantitativo en el tamaño. Existen unas pocas especies pequeñas, de menos de 50 kg y de ahí saltamos a las especies de más de 1.000 kg. La teoría más aceptada es que ese nicho de tamaño lo cubrían las crías de los dinosaurios de gran tamaño. Un recién nacido podía pesar unos 15 kg al eclosionar el huevo y crecía rápidamente para en un par de años llegar a la madurez.
Estas diferencias entre las comunidades actuales y las prehistóricas han llevado a los investigadores a dos conclusiones. En primer lugar, el tamaño más reducido de los individuos actuales permite una mayor diversidad ecológica. Al ser más pequeños requieren menos recursos, por lo que puede haber más individuos y por lo tanto la especie puede tener mayor diversidad genética. Además, esto permitirá una mayor diferenciación entre las poblaciones de una misma especie ofreciendo la oportunidad de generar nuevas especies con mayor rapidez. Por el contrario, las comunidades antiguas con animales de gran tamaño podían mantener a muy pocos de estos individuos adultos, por lo que su diversidad genética efectiva -los individuos que pasarán sus genes a la descendencia- era menor. En segundo lugar los investigadores se plantean que son los individuos jóvenes de los grandes depredadores los que llenan ese hueco o nicho ecológico. De esta manera, se plantea que los individuos jóvenes tenían presas diferentes a los adultos y que eran además la mayor parte de los individuos de las especies. Este hueco solo lo encontramos en los carnívoros, por lo que se cree que mientras que ellos se especializaban en diferentes presas durante su vida, los herbívoros podían compartir las mismas fuentes de alimentación, comiendo los animales mayores las hojas de arriba y las crías las de abajo, por ejemplo.
Estos huecos en el ecosistema muestran una falta de diversidad en especies. Durante mucho tiempo nos hemos planteado si esta ausencia era real o era simplemente fruto del azar y de la formación de restos fósiles. Gracias a este trabajo se baraja la hipótesis de que conocemos mejor los ecosistemas antiguos de lo que suponíamos.