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¿Son las plantas y las setas inteligentes?

Publicado por Ramón Contreras

Más de una vez hemos hablado de la inteligencia de los animales. En todas las ocasiones usamos al ser humano como referencia. Decimos que un cuervo o un gorila tiene la inteligencia de un niño de siete años, que un pulpo puede resolver problemas como uno de 3 años, o que un delfín o una ballena tiene tantas palabras para comunicarse como uno de 10, etc. La verdad es que como especie es difícil entender lo que otro ser vivo entiende como inteligencia. A lo mejor para las moscas lo de pasarse todo el día trabajando es muy poco inteligente y por eso se pasan el día volando dando vueltas inteligentemente. La cuestión es que tomamos a nuestra propia inteligencia para medir la de otros animales.

Medimos la inteligencia en base a nuestro cerebro

A otros seres vivos como hongos, levaduras, plantas o incluso animales sencillos como las esponjas y las medusas no las consideramos inteligentes para nada. Sin embargo, consideramos que la inteligencia es una característica fundamental para sobrevivir. La resolución de problemas es una de las señas de inteligencia más notables. En ese aspecto, las medusas, las esponjas y muchísimas plantas llevan mucho más tiempo que nosotros en el planeta. ¿Eso quiere decir que tienen algún tipo de inteligencia que nosotros no conocemos o no somos capaces de apreciar? Una planta nunca se mirará al espejo y será consciente de su propia existencia. Pero ¿ será porque no tiene la capacidad de autoconciencia o porque no tiene ojos para mirarse?

Desde nuestra perspectiva un sistema nervioso es fundamental para la inteligencia, puesto que gracias a él nosotros somos capaces de recibir información del medio, procesarla y dar una respuesta. Por otro lado, otros muchos seres vivos son capaces de responder a estímulos externos sin necesidad de un cerebro centralizado.

Partiendo de que si sobrevives tienes inteligencia, todos los seres vivos (entendiéndolo como especies) tienen inteligencia. La inteligencia media de cada especie ya variará según las necesidades que tiene para sobrevivir. Esto nos llevaría a pensar que nosotros hemos desarrollado tanta inteligencia por vivir, o ocupar, un nicho ecológico muy malo para la vida. ¿Quién es más inteligente un humano que necesita trabajar todo el día para comer o la vaca que tranquilamente pasta en el campo, o la planta de montaña que completa su ciclo vital básicamente sin moverse?

Existen hongos y plantas que tienen kilómetros de tamaño, la inteligencia de un ser así, su capacidad para coordinar el crecimiento de todo el organismo y en cada región dar solución a los problemas concretos puede que no esté exento de cierta inteligencia que nosotros no entendamos y el hongo no sepa transmitir.

Aunque esto pueda parecer un ejercicio fútil de filosofía, la verdad es que hay científicos que están empezando a explorar estas posibilidades cuando nos enfrentamos al entendimiento del mundo que nos rodea y también cuando pensamos en las inteligencias artificiales que no tienen porqué desarrollarse siguiendo el planteamiento lineal y centralizado de un sistema nervioso como el nuestro. Es el caso de Paco Calvo, un investigador español que en su libro Planta Sapiens desarrolla la idea de la inteligencia mínima como fruto de un proyecto para la NASA.