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Los cuervos son tan inteligentes como un niño de 8 años: reconocen caras e idiomas

Publicado por Ramón Contreras

En Laguia2000 nos encantan los cuervos y su inteligencia. Bueno, nos encantan y al mismo tiempo nuestro instinto de supervivencia y animal dominante nos hace temerlos o al menos ser precavidos con ellos. No nos cansamos de aprender sobre ellos y es que son uno de los mejores animales para desarrollar proyectos sobre inteligencia animal. Hay multitud de experimentos que demuestran que se puede enseñar a los cuervos a “trabajar”. En varios puntos del globo y de forma independiente se ha enseñado a estos córvidos a intercambiar diversos objetos por comida.

La habilidad de los cuervos para coger cosas brillantes y llevarlas a su nido es legendaria. Sin embargo, una persona con tiempo y ganas puede enseñar a una bandada de cuervos a recoger del suelo cosas concretas. Un célebre experimento consiguió que los cuervos buscaran monedas por el suelo y las canjeasen en una hucha por comida. En otra ocasión se les enseñó a recoger las colillas del parque a cambio de comida. La dirección del parque puso orgullosa unos carteles que decían que incluso sus cuervos sabían que las colillas se tiraban a la basura. No solo consiguieron un parque más limpio gracias a los cuervos, sino que la gente empezó a tirar menos colillas al suelo. No querían ser más ignorantes que un cuervo. Y es que los cuervos tienen una inteligencia comparable a la de un chimpancé adulto o a la de un infante humano de entre 7 y 8 años. A esta edad un niño sabe hablar perfectamente uno o dos idiomas (de forma nativa) leer y escribir moderadamente bien y los principios básicos de matemáticas y otras materias (ya no hablemos de emplear una tablet o un móvil). Así de inteligentes son los cuervos.

Otros experimentos ocurren de manera fortuita y no es hasta que sale en las noticias que se pueden estudiar. Una señora del medio oeste americano empezó a dar de comer a los cuervos en su jardín. En unos meses el resto de vecinos y de visitantes de la señora eran atacados por toda la bandada de cuervos cuando entraban en el jardín de la señora. Los cuervos pensaban que entraban a coger la comida que estaba dispuesta para ellos. Progresivamente, los cuervos empezaron a interaccionar con toda la comunidad de vecinos. Toda esa gente que pasaba cerca de su comedero eran potenciales ladrones a los que había que ahuyentar. La comunidad de vecinos de aquella tranquila urbanización encontró una solución peculiar. Todos empezaron a alimentar a los cuervos para que no les atacasen. La seguridad de las casas estaba garantizada contra cualquier desconocido, puesto que los cuervos tienen muy buena memoria y reconocen perfectamente las caras. ¿El problema? Cualquier invitado a la casa, el cartero, el fontanero, etc. debía pagar el “tributo” de amistad con los cuervos si quería entrar.

Finalmente, los cuervos, como otras aves, son capaces de imitar sonidos. El repertorio de sonidos se completa incluso con palabras perfectamente inteligibles y de amplio vocabulario. Tanto es así que los cuervos son capaces de diferenciar idiomas. De esta manera se ha comprobado que por el idioma de los turistas (porque los lugareños tienden a no dar de comer a los animales) saben quién les dará más comida en parques y jardines, a quién insistir y a quién no merece la pena acercarse. Así que ya sabes, la próxima vez que un cuervo te mire que no te quepa duda que está evaluando si puedes ser una fuente fiable de comida por tu acento o por tu cara.