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40 años del descubrimeinto del SIDA

Publicado por Ramón Contreras

Han pasado 40 años desde que se publicó por primera vez la infección del virus del VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) en humanos, en junio de 1981 se diagnosticó a los 5 primeros pacientes y en diciembre se publicaron los resultados con algunos pacientes más. Aunque la enfermedad posiblemente estaba ya circulando en África, no fue hasta que llegó a EE. UU. que se estudió apropiadamente. Desde esos primeros 16 pacientes el SIDA (Síndrome de InmunoDeficiencia Adquirida) ha contagiado a 75 millones de personas y ha causado la muerte a 37,5 millones. El VIH no mata per sé, pero tiene un efecto inmunodepresor que hace que bacterias y hongos que se asocian normalmente con la flora y fauna de nuestra piel y mucosas sea capaz de entrar en el sistema humano y desencadenar una enfermedad. Si bien es verdad que se ha avanzado enormemente en el tratamiento de la enfermedad sigue siendo tremendamente mortal. En 2009 mató a alrededor de 700.000 personas, aunque desde la década de los 80 se ha conseguido mejorar muchísimo la esperanza y la calidad de vida de los pacientes.

Uno de los problemas asociados a la enfermedad de los primeros tiempos era que el SIDA es una enfermedad de transmisión sexual. También puede transmitirse por intercambio de sangre. Esto hizo que los primeros afectados fueran homosexuales y drogadictos, que ambos escondían sus actividades. No obstante, pronto tuvo lugar un cambio social que visibilizó el problema, que ya se había extendido al resto de la sociedad. Levantar los tabúes sobre el sexo permitió informar a la sociedad de los peligros de esta y otras enfermedades de transmisión sexual que estaban devastando a la población.

Una enfermedad desconocida que estaba mermando a la sociedad poco a poco y no se sabía qué la causaba. Sin embargo, tuvieron que pasar un par de años hasta que se descubrió la causa de esta enfermedad que no mata pero deja la puerta abierta a que cualquiera pueda afectar al organismo. En 2008, el Premio Nobel de Fisiología y Medicina se otorgó a los investigadores franceses que lo describieron, los doctores Barré-Sinoussi y Montagnier. Se tardó tanto en otorgarles el galardón porque durante mucho tiempo se discutió si realmente era el VIH el causante del SIDA. A esto influyeron muchos factores como el tabú social, pero también el hecho de que no todas las personas infectadas con VIH desarrollan SIDA. El virus tiene la capacidad de introducirse en el genoma humano y permanecer latente en su interior. Eventualmente puede activarse y ponerse a replicarse, causando el SIDA. Las estrategias para prolongar la vida de los pacientes se valen precisamente de esto. Los fármacos intentan suprimir la replicación del virus haciendo que permanezca dormido dentro del genoma humano y así no desarrolle la enfermedad.

Por otro lado, esta cualidad del virus ha sido el principal problema a encontrar una vacuna o una cura definitiva al SIDA. El virus se esconde dentro del núcleo de las células en forma no activa dentro del ADN. Hasta ahora no teníamos una forma de afectar una secuencia de ADN de estas características. Sin embargo, es muy posible que los avances logrados con la COVID-19 en las vacunas de ARN y la tecnología CRISPR sean los pasos que necesitaban darse para poder frenar a esta terrible enfermedad.