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60 años del descubrimiento del ARN

Publicado por Ramón Contreras

Corría el verano de 1961 cuando culminó uno de los avances más importantes de la genética. El ARN mensajero (ARNm) y con él el secreto de como se pasaba la información genética desde el ADN hasta dar las proteínas fueron resueltos hace ya 60 años. Esto fue indispensable para la genética y la ciencia en general y dio una respuesta a parte de las preguntas sobre la vida. Sin embargo, un hito de tal magnitud no fue especialmente reconocido con premios o medallas. A pesar de ser uno de los fundamentos de todos los avances modernos en investigación biológica no tuvo un premio Nobel. ¿Estaba el descubridor enemistado con la academia Nobel? ¿Nadie entendió su trabajo? Veamos las razones sobre ello.

La verdad es que la respuesta es mucho más prosaica que todas esas cosas. Simplemente podríamos decir que la ciencia en general no funciona a base de un genio descubriendo por sí solo un conocimiento clave. El descubrimiento del ARNm fue un trabajo de equipo, de muchos equipos. Como si fuera a ser un adelanto de lo que pasaría en el futuro de la ciencia intervino una cantidad enorme de gente. Muchos pequeños pasos en diferentes laboratorios en diferentes partes del mundo permitieron observar, estudiar y discutir sobre la existencia de esta molécula. En la actualidad es muy raro encontrar un artículo científico publicado por uno o unos pocos autores. La ciencia a medida que la desarrollamos va necesitando más cabezas pensando en la misma dirección para desentrañarla. El Nobel sobre el sistema CRISPR/Cas9 y la polémica sobre a quien han dado el premio por el descubrimiento es un reflejo de que cada vez es más difícil establecer quién es el descubridor y cuando ha sido un trabajo que gota a gota a llenado la jarra del conocimiento.

El 13 de mayo de 1961 se publicaba en la prestigiosa Nature el aislamiento de la molécula de ARNm en dos publicaciones con un total de 9 autores. Los Drs. Watson y Crick, reconocidos por el aislamiento del ADN fueron dos de los firmantes, uno en cada artículo. De hecho, Watson escribió una carta al otro equipo que había hecho un descubrimiento similar para pedirles que retrasasen la publicación de su artículo para esperar a que su propio equipo acabase los experimentos y publicar los artículos juntos. El Dr. Brenner, autor principal del artículo más adelantado en el que contribuía Crick, tuvo la amabilidad de esperar. Ese mismo mes otros dos autores publicaban en otro medio el posible uso teórico de la molécula, basándose en los descubrimientos de sus colegas de universidad que les habían facilitado los datos. Y es que en 1961 todavía no se había establecido que los genes estuvieran hechos de ADN y no de proteínas.

Desde el descubrimiento del ADN en 1944 habían corrido ríos de tinta sobre su función, llegando a establecerse a duras penas como el material genético en la década de 1960. El aislamiento de la molécula de ADN por Watson y Crick, que si tuvieron un Nobel, aunque también se habla mucho sobre la autoría exclusiva de su trabajo, fue en 1953. Por aquel entonces todavía se hablaba de cuál era el material hereditario y como se traducía en los enzimas. El ARN y el ADN se conocían desde la década de 1940, pero el ARN tardaría 8 años más que el ADN en ser aislado, posiblemente debido a la inestabilidad propia de la molécula.

A finales de la década de 1940 hubo ya hipótesis sobre la implicación de ARN en la traducción desde el ADN a las proteínas. Indicios como que el ADN estaba en el núcleo y las proteínas se sintetizaban en el citoplasma hacían pensar que el ADN no estaba directamente implicado en el proceso y que por lo tanto tenía que haber un paso intermedio. Durante la década siguiente siguieron encontrándose evidencias, como que la cantidad de ARN aumentaba en el citoplasma de células que estaban metabólicamente activas o la misma existencia de los ribosomas que según los experimentos de la época eran la única molécula conocida donde se unían ARN y proteínas. Fue el propio Crick que postulo la existencia de un intermediario y varios autores identificaron simultáneamente diferentes tipos de ARN, que resultaron ser ARN de transferencia. Para entonces se tenía una idea más o menos clara de que existía una molécula intermedia e inestable entre el ADN y las proteínas, que con casi total seguridad era de ARN, Crick encontró que el ADN se codificaba en ARN en 1957. finalmente, en 1959 se habló por primera vez de un mensajero citoplasmático que permitía que una bacteria sintetizara un enzima concreto.

El aislamiento del ARNm vino al rescate de toda esa bibliografía. La publicación en 1961 teorizaba la existencia de un ARN que cumplía 5 criterios. Era similar al ADN en composición y secuencia, pero se encontraba en el citoplasma, tenía un tamaño variable, se asociaba al menos temporalmente con ribosomas y tenía una tasa de reposición (turnover) elevada. Estas cualidades descartaban a los ARN conocidos, de transferencia y ribosomal. Para ello se apoyaba en los trabajos de 4 autores más y denominó a este nuevo ARN, M-ARN.