Comportamiento animal: territorialismo
Desde el inicio del estudio del comportamiento animal se conoce la actitud de ciertas especies de marcar y proteger un territorio. Este término ya aparece en los estudios etológicos de Howard en 1948. Aunque se popularizó décadas más tarde con los tratados de comportamiento animal de Eibl-Eibesfeldt de 1970; Lorenz de 1966 o Wynne-Edwards, 1962. A este comportamiento se le conoce como el término territorialismo. Los animales territoriales pueden serlo durante todo el año o solamente durante la época de reproducción.
El tamaño de los territorios depende normalmente de la cantidad de recursos que contiene un área, a mayor cantidad de recursos por metro cuadrado menor es el territorio necesario para mantener a su dueño. En este aspecto no hay que confundir territorio con área de campeo. Ésta última es la región que un individuo recorre y en ocasiones marca a lo largo del día, en este caso el individuo no intenta evitar la entrada de otros ejemplares de su misma especie a su área. Algunas especies se comportan de forma territorial solamente cuando los recursos disminuyen y mientras los recursos son suficientes para todos no se ocupa tiempo y recursos de los individuos en proteger un área.
Los territorios son, con relativa frecuencia, defendidos por machos, que permiten la entrada libre de las hembras en su territorio con la intención de reproducirse con ellas durante la época de celo. Cuanto mejor es el territorio más hembras podrán alimentarse en él y por lo tanto mayores posibilidades del macho de generar descendencia. Por el contrario algunas especies como los leones el territorio es defendido por las hembras de otras hembras, para que no cacen en sus tierras, mientras que los machos pueden se encargan de pelear entre ellos por el control de la manada de hembras.
Aunque en última instancia la defensa del territorio puede desencadenar una pelea entre dos individuos de la especie, esto raramente ocurre. Usualmente el pretendiente y el defensor hacen demostraciones de tamaño y fuerza, sin llegar a causarse heridas letales.
Para marcar el territorio existen tres tipos de estrategias. Primeramente las visuales, como las marcas de garras que dejan los felinos en los árboles o en aves la presencia del propio dueño, la exhibición, con pavoneos y movimientos rituales, que suele presentar colores vivos para que lo vean desde lejos. En segundo lugar pueden dejarse marcas olfativas, normalmente marcando con orina o heces los límites del territorio. Aunque algunas especies tienen glándulas odoríferas específicas para marcar su territorio.
Uno de los ejemplos más comunes del territorialismo son los peces luchadores de Siam o peces beta (Betta splendens). Estos pequeños animales de poco más de 5 centímetros de longitud son extremadamente agresivos entre los machos, defendiendo sus territorios en los que tienen sus nidos de burbujas. Lee más sobre esta especie de laberintomorfos en su artículo aquí (próximamente). Otro pequeño animal que también resulta ser fuertemente territorial son los colibríes (los pájaros más pequeños del mundo) que defienden las flores de las que liban el néctar, puesto que éstas solo los pueden alimentar unos pocos días y en consecuencia el recurso es muy escaso. Atacando a picotazos a todo tipo de intrusos de su propia especie o de otras.