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Cómo afectan las estaciones a los seres vivos, ciclos anuales

Publicado por Ramón Contreras

Que el cambio de las estaciones afecta a los seres vivos es un hecho. Como ya hemos hablado en otros artículos la llegada del invierno supone para muchos seres vivos una entrada en letargo o hibernación (lee sobre los cambios fisiológicos que entraña la entrada en hibernación aquí o la dormición en plantas aquí). Por otra parte, las especies están adaptadas al ciclo anual de abundancia y escasez de comida, cuando durante el otoño realizan su época de apareamiento. En mamíferos el celo de las hembras también recibe el nombre de estro, pero no solo los mamíferos muchos otros animales acompasan sus ciclos sexuales a los cambios de la naturaleza propia de la región donde viven (lee más sobre el celo y el estro en su artículo aquí).

Pero no solo los animales se ven influenciados por los cambios de estación. Los hongos tienen sus momentos álgidos de aparición en primavera y otoño, las estaciones con temperaturas moderadas y gran cantidad de humedad, a tenor de las precipitaciones de la época (más aquí). Si el otoño es tiempo eminentemente de hongos, la primavera es el tiempo de los brotes de la mayoría de plantas. Todas las plantas anuales o las de hoja caduca empiezan con la primavera a sacar nuevas hojas y empiezan de nuevo el crecimiento vegetativo. Además, durante la primavera surgirán las flores de la mayoría de plantas con flor para aprovechar el aumento de las horas de sol, necesaria para que las plantas generen materia orgánica. De esta manera, cuando llega el verano la mayoría de las flores han sido polinizadas y con los días más largos del verano se forman los frutos, que son las estructuras vegetales que más energía necesitan para generarse.

Muchos animales han acompasado su ciclo reproductivo al ciclo de los vegetales. De esta manera, cuando aparecen las primeras flores y hojas los huevos eclosionan y las hembras paren para aprovechar la nueva abundancia de alimento para que sus crías tengan mayores probabilidades de sobrevivir, al menos para evitar el hambre, durante el primer crecimiento.

Pero no solo los vegetales, animales y las setas detectan los cambios estacionales, también los microorganismos han adaptado sus ciclos vitales a los cambios de la tierra. Por ejemplo, la peste negra, causada por la bacteria Yersinia pestis, acabó con un tercio de la población europea durante el siglo XIV. La epidemia duró varios años y durante el invierno la enfermedad se propagaba menos debido a que las ratas y garrapatas, su vector de contagio, se mantenían en sus madrigueras durante esta época.

Todos los microorganismos que son acuáticos de agua dulce dependen de las lluvias para crecer y reproducirse, por lo que durante los meses de sequía del verano o los congelados del invierno adoptan formas de resistencia esperando a las lluvias que llenen los charcos donde habitan durante la primavera y el otoño. Tambiénse ha descrito que tanto, las bacterias heterótrofas del placton y como del fitoplacton adoptan ciclos anuales. Las condiciones físico-químicas del mar cambian con las estaciones, derivado de la mezcla de agua continental y el cambio de temperatura en superficie. Esto hace las que las bacterias se muevan de forma anual en la columna de agua para alcanzar sus condiciones óptimas de crecimiento en cada estación del año.