Adaptaciones de los seres vivos al medio.
Los factores ambientales.— Entre los factores que continuamente influyen sobre los seres vivos hay unos fisicoquímicos, como la temperatura, el agua y la luz, y otros bióticos, representados por la acción de diferentes organismos.
Adaptaciones a la temperatura.— Los vegetales que han de soportar temperaturas extremas producen semillas y esporas, que son órganos desecados capaces de resistir temperaturas de 65° C sobre cero y —70° C. La parte vegetativa se adapta a veces a las bajas temperaturas, creciendo poco y formando almohadillas sobre el suelo, que le permiten aprovechar la mayor temperatura del mismo. También dan lugar a yemas invernantes que están protegidas por hojas coriáceas mientras cae el follaje.
Otra forma de adaptación está representada por las plantas geófilas, que durante la estación desfavorable (frío o sequedad) producen órganos subterráneos que quedan en estado de vida latente, al mismo tiempo que la parte aérea muere; estos órganos pueden ser rizomas, tubérculos y bulbos. La vida animal se desarrolla bien en temperaturas que oscilan entre 5o C y 35° C, lo que constituye su temperatura óptima, habiendo además una temperatura máxima y otra mínima que limitan las posibilidades de vida de un animal determinado, constituyendo estos tres valores sus temperaturas críticas.
Cuando las temperaturas extremas están próximas a la óptima, se dice que el animal es estenotermo, permitiendo pocas variaciones térmicas; estas condiciones se dan en alta mar y en los bosques ecuatoriales. Los animales euritermos son los que pueden resistir grandes variaciones, por tener sus temperaturas extremas muy alejadas de la óptima; estas condiciones son propias de climas continentales y playas, así como de las aguas dulces. Las Aves y los Mamíferos tienen su cuerpo a temperatura constante, diciéndose que son homotermos, pues poseen tegumentos que les aislan térmicamente del medio ambiente. El resto de los animales son poiquilotermos, por lo que la temperatura de su cuerpo es variable, dependiendo de la del ambiente. Los Reptiles y Anfibios quedan entumecidos durante la estación fría de las latitudes medias, y algunos mamíferos, como la marmota, sufren un letargo o sueño invernal debido al hipo-funcionamiento de la glándula tiroides. Muchos animales evitan el frío emigrando, como las cigüeñas y las golondrinas.
Adaptaciones al agua.— Los vegetales terrestres experimentan adaptaciones muy especiales a las variaciones de humedad; las plantas que viven en lugares en que hay mucha, como sucede en los bosques ecuatoriales, tienen grandes hojas con muchos estomas que favorecen la transpiración (son plantas higrófilas). Las que habitan en ambientes secos, llamadas xerófllas, ofrecen adaptaciones destinadas a evitar la pérdida de agua por transpiración, como nos lo muestran las hojas duras con estomas generalmente hundidos en la epidermis; tal ocurre en el algarrobo y la adelfa, el olivo y el laurel, e incluso arrollándose los bordes de la hoja, como acontece en la gramínea de las dunas, Stipa capillata, que sólo posee estomas en el haz.
La reducción de la hoja es otra manifestación de la xerofilia, como se ve en el tomillo, romero y pino; incluso pueden desaparecer las hojas, como en el brusco, siendo entonces las ramas las que se aplanan y se cargan de clorofila, tomando aspecto de hojas y recibiendo el nombre de cladodios. A veces, y sobre todo en las zonas desérticas, toma mucho incremento el aparato radical o presentan un parénquima acuífero muy desarrollado para poder almacenar agua, llamándose a estas plantas suculentas o crasas, como la chumbera. Muchos animales inferiores se enquistan ante la sequía. Es curioso el caso de los peces Dipnoos, que viven en los ríos sujetos a desecación y que al llegar la época del estiaje excavan un escondrijo en el fango y respiran el aire atmosférico por medio de su vejiga natatoria, que funciona como un pulmón, pasando este tiempo en un letargo estival.
Las adaptaciones a la luz se manifiestan en los vegetales por tomar las hojas una simetría dorsiventral y por el desarrollo frecuente de dos clases de ellas: de luz y de sombra. En los animales se produce una mayor pigmentación en la parte dorsal del cuerpo, que es la expuesta a la luz y, en los animales cavernícolas, el cuerpo está depigmentado, y estos seres la mayoría de las veces son ciegos.