Vacas transgénicas que producen menos metano para evitar el desastre climático
No es la primera vez que decimos que la ciencia a veces discurre por caminos insondables. Otras veces estos caminos son más bien asombrosos o chocantes. Es el caso de la investigación que está desarrollando vacas que se tiren menos eructos y flatulencias. Esto sin duda puede dar lugar a uno de los IgNobels más importantes del siglo XXI. Como todo, fuera de contexto podría parecer una locura y un desperdicio de recursos en I+D de una investigación chorra. Pero nada más lejos de la realidad y con un poco de contexto todo tiene mucho sentido.
Primeramente, el metano es uno de los gases con mayor efecto invernadero, solo por detrás del dióxido de carbono. Aunque en volumen es muy reducido comparado con el CO2, su capacidad de acumular calor es muy superior. Una vez liberado a la atmósfera retiene mucho más calor que otros gases, por lo que contribuye a aumentar la temperatura del planeta de forma significativa. En segundo lugar el metano de origen antrópico (creado por los humanos) supone el 60% de todo el metano de la atmósfera. Si bien es verdad que el metano existe de forma natural, la proporción derivada de la industria humana es muy superior. En la década de 2006 a 2017 la emisión humana aumentó un 9%. Por suerte, según los estudios realizados el metano tiene una vida media en la atmósfera mucho menor que el CO2, por lo que si dejamos de producirlo los cambios serían más evidentes y rápidos que si dejamos de emitir CO2, cuya tasa de eliminación en la naturaleza es de 100 años, frente a los 10 del metano.
Dentro de la industria, la ganadería es el principal productor y liberador de metano a la atmósfera a la que se le atribuyen el 30% de las emisiones humanas. Así se entiende mejor que se intente reducir la emisión de metano de la ganadería, principalmente bovina. Ahora sí llegamos a entender que las vacas obtenidas por selección tradicional o modificadas genéticamente para producir menos metano sean una buena idea y una forma de reducir la contaminación.
Existen diversos proyectos destinados a mejorar genéticamente las vacas, no solo para que sean más ecológicamente sostenibles, sino también para que sean más eficientes en la producción de leche o carne. Mientras que estas modificaciones pueden repercutir en beneficios para los ganaderos y ser adoptadas con facilidad, el ganado más sostenible ecológicamente presenta el inconveniente de su introducción a los ganaderos que solo tendrán una vaca más cara que hace lo mismo.
La producción de metano en ganadería está provocada por una tríada de factores. Las propias características de la vaca, que vienen definidas en su genoma, la calidad de la hierba y las bacterias del intestino que permiten degradar la materia vegetal a los rumiantes. Existen proyectos que intentan modificar los tres factores. Por ejemplo, inoculando bacterias que actúen de manera más eficiente y produzcan menos metano. Del mismo modo, se está trabajando en una hierba que sea más fácilmente digerible por las vacas y contribuya a disminuir la producción de metano. Cuando se trata de evitar el desastre climático todo pequeño gesto, incluso en investigaciones cuyo objetivo es solo modificar el 20% del metano emitido cuenta.