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Plantas transgénicas para mejorar el sabor o la duración de las frutas

Publicado por Ramón Contreras

La ingeniería genética lleva trabajando en plantas durante 40 años. Desde ese momento los eventos transgénicos más conocidos son el Bt y el Roundpu, cuya finalizar es evitar la pérdida de las cosechas por parásitos y hacer a las plantas resistentes al potente herbicida glifosato para mantener los cultivos a salvo de depredadores y malas hierbas. Sin embargo, también se ha mejorado en otros aspectos, como por ejemplo el sabor de las fresas. Gracias al estudio genómico de las variedades que se cruzaron para crear de forma tradicional las fresas actuales se ha recuperado un alelo de un gen de fresas silvestres blancas que se había perdido por la selección tradicional de las fresas en base a su tamaño y color. Otro de los mejores ejemplos de modificación genética puesta al servicio de la sociedad lo encontramos en las manzanas. donde silenciando el gen de la polifenol oxidasa se ha conseguido que una variedad de manzanas y una de patatas no se oxiden y duren más tiempo, disminuyendo el desperdicio de los alimentos.

No podemos dejar de mencionar el arroz dorado. El arroz es la fuente principal de alimentación del mundo y en muchas regiones fuente casi exclusiva. Sin embargo, el arroz contiene bajos niveles de vitamina A. Durante el desarrollo la falta de vitamina A provoca ceguera y la muerte. En el arroz dorado se han modificado 3 genes para que en los granos no se degrade su propio beta-caroteno, precursor de la Vitamina A. Se calcula que podría salvar la vida a unos 1 millón de niños al año.

Todos estos organismos modificados genéticamente (GMO) han sido llevados a cabo por técnicas convencionales. La aparición del CRISPR revolucionará el panorama en un aspecto fundamental técnico y práctico. Anteriormente los eventos se introducían de forma estocástica en la planta. Esto entrañaba el problema de que a veces el inserto caía en un sitio relativamente importante y podía alterar los ritmos genéticos internos de la célula. Evidentemente estas plantas se descartaban pero se perdía tiempo y dinero en el proceso. Gracias al CRISPR y la edición dirigida ésto será evitado. No solo evitaremos zonas importantes sino que podremos ordenar mejor los eventos de modificación y hacerlos trabajar más eficientemente con la propia maquinaria de la célula.

La controversia sobre los GMO está en la calle, no en los laboratorios. La comunidad científica ha demostrado continuadamente la seguridad alimentaria y la potencialidad que estos productos generan. Sin embargo, las medidas políticas son cuando menos tibias. La Unión Europea tiene una de las normativas más restrictivas sobre la plantación de GMO. En el aspecto legal, la UE considera que las plantas modificadas por CRISPR se consideran GMO y están reguladas de la misma manera. España y Portugal son los países que más cultivan en Europa, aunque a nivel mundial están entorno a la posición 20 en cantidad producida. Sin embargo, la UE no tiene ningún problema en comprar productos modificados, puesto que su organismo competente publicó varios estudios demostrando la inocuidad de las modificaciones a nivel alimentario.