La dehesa, el ecosistema humano sostenible
La dehesa es la explotación tradicional de suelos pobres para el cultivo en el suroeste de la península ibérica. Podemos encontrar este tipo de ecosistema tanto en España como en Portugal.
La dehesa es la modificación humana del bosque típico mediterráneo. Es por esto que la cubierta arbórea de la dehesa está constituida principalmente por especies del género Quercus, del que puedes leer más aquí. Normalmente estos árboles son encinas o alcornoques, aunque pueden encontrarse también hayas y en menor medida pinos, estos últimos denotan cierto abandono de la actividad humana de la dehesa. La encina es el árbol principal de la dehesa, por eso puedes leer más sobre ella en nuestro artículo aquí. El bosque de la dehesa está clarificado, con los árboles bien separados unos de otros.
Bajo las copas de los arboles el estrato herbáceo suele estar compuesto por especies que sirven de pasto y en menor medida algunas matas. Las matas normalmente han sido eliminadas para favorecer el crecimiento de los otros dos estratos, el arbustivo y el herbáceo. Estos pastos sirven para alimentar tanto a la explotación ganadera que hace el ser humano del ecosistema, como vacas, cerdos, ovejas, etc. Como para alimentar a los animales salvajes propios del ecosistema silvestre, es decir, conejos, jabalíes, ciervos… y los carnívoros que se alimentan de ellos, como el lince ibérico o el lobo.
La dehesa es un ecosistema muy rico en biodiversidad, tanto en fauna como en flora. Además de las especies de mamíferos que las habitan son un refugio de multitud de especies de reptiles y anfibios. Por su parte muchas aves águilas, buitres, mochuelos… se alimentan y nidifican cerca de dehesas por la gran diversidad de recursos que les ofrece. Por su parte aunque el bosque esté formado casi exclusivamente por Quercus, la biodiversidad típica del clima mediterráneo está muy bien asentada en las dehesas, puesto que la gran mayoría de especies botánicas son arbustivas, entre las que debe destacar especialmente la retama.
Formación de la dehesa: el bosque mediterráneo está formado por encinas, alcornoques, quejigos y robles melojos. Normalmente el sustrato arbustivo y el herbáceo son escasos en los bosques viejos puesto que las copas de estos árboles dejan pasar poca luz. Al clarear el bosque, mediante la tala, se consigue que el sustrato herbáceo crezca en forma de pasto continuo. Las matas, como tomillos, jaras y romeros suelen eliminarse también en la dehesa puesto que el pasto es más aprovechable para las especies animales. Una característica de las matas mediterráneas es su tronco leñoso, lo que se traduce en que los herbívoros rara vez se lo pueden comer.
Usos sostenibles de la dehesa: la dehesa está considerada por la FAO (La Organización de Agricultura y Alimentación de las Naciones Unidad) como uno de los ecosistemas de explotación agraria más sostenibles. Puesto que permite el mantenimiento de la diversidad propia del ecosistema natural mientras que el ser humano puede obtener recursos de él. Como añadido la dehesa no necesita riego, por lo que su mantenimiento es muy bajo. La dehesa produce no solo pastos de gran calidad para el ganado, sino también leña, corcho, setas, bellotas y caza mayor. La clave de la dehesa es no abusar de los recursos naturales para mantener el ciclo entre el medio, los vegetales, los animales y el hombre.