El origen del agua en la Tierra
El agua del planeta Tierra es fundamental para la vida. Tanto es así que no entendemos la vida sin agua y el líquido elemental es una de las primeras condiciones que buscamos en otros planetas a años luz del nuestro para buscar vida. Al conjunto del agua del planeta se le denomina hidrosfera y consta del agua emergida, tanto congelada como líquida (que cubre el 70% de la superficie del planeta) y toda el agua subterránea. Aunque no te confundas el peso del agua respecto al total de la Tierra es solo del 0,02%. Es decir que una pequeña parte del peso ocupa la mayor parte de la superficie. Otra lectura interesante de estos datos es que un planeta necesita tan solo un 0,02% de agua para denominarse planeta acuático y albergar vida.
Pero vayamos a la formación del agua en la Tierra. Para ello hay que remontarse hasta el principio de los tiempos terrícolas, es decir, unos 4.500 millones de años en el pasado. ¿cómo sabemos este dato? Pues gracias a las mediciones de radiación y al decaimiento de la actividad radiactiva de diversos compuestos, así como a medidas físicas de los estratos de la Tierra. Volviendo a esa época, si mirásemos el lugar donde ahora está la Tierra orbitando alrededor del Sol encontraríamos un montón de planetoides, rocas realmente muy grandes, que con el tiempo fueron chocando unas con otra y se unieron como si de pegotes de plastilina se trataran. Estos choques fueron muy violentos y causaron la licuefacción de la roca, creando los primeros volcanes que chorreaban lava en aquellas piedras suspendidas en el espacio. A parte de fundir la piedra los choques originaron gases entre los que se encontraban, por supuesto, los gases de agua. El agua está formada por hidrógeno y oxígeno en composición de 2 a 1, por lo que es una molécula bastante sencilla hecha con elementos muy comunes en las rocas que estaban chocando. Estos vapores o gases de agua rodearon lo que ya era del tamaño de un planeta, debido a la gravedad. La fuerza de atracción del planeta era capaz de retener en sus inmediaciones las moléculas de agua y otros gases, como el nitrógeno.
Tras ese periodo turbulento de choques, la Tierra se enfrió medianamente, lo que causó que toda esa agua que estaba en forma de vapor precipitase (a lo largo de miles de años) y volviera al suelo, formando lo que luego se convertiría en los océanos y lagos actuales.
No solo la Tierra tiene agua, la Luna, Venus y Marte también contienen el vital elemento. La diferencia radica en la disponibilidad del agua para ser usada por los seres vivos. En ese aspecto la Tierra cuenta con dos características únicas. Por un lado la composición de la atmósfera, que permite la presencia de agua en forma de gas, líquido y sólido. Y muy relacionado con esto, está a la distancia justa del Sol para que el agua esté en estado líquido (ni demasiado cerca para evaporarse y perderse en el espacio, ni demasiado lejos como para que el agua esté congelada de forma permanente y no pueda interaccionar con otras moléculas fácilmente). Venus, más cercano al Sol, cuenta con agua en forma vapor, pero no líquida. Mercurio, demasiado cerca del Sol ha perdido toda su agua. Marte, más lejos del Sol que nosotros y por lo tanto más frío, cuenta con agua pero solo en forma sólida.