Cómo se mide la biodiversidad
La Diversidad biológica o biodiversidad es un valor ecológico que ha sido puesto de relevancia para el ser humano con los años. La pérdida de especies ocasionada por el abuso de los ecosistemas ha puesto de manifiesto la necesidad de proteger el planeta y conciliar la actividad humana con la preservación de los recursos naturales. Puedes leer más sobre la importancia de la biodiversidad aquí.
La biodiversidad puede medirse en tres aspectos dependiendo de cuál sea el objeto de estudio:
La riqueza de diversidad puede entenderse como el número de elementos que forman el conjunto que analizamos. Ya sea el número de especies de un lugar o ecosistema, que puede hacer referencia a tan solo las plantas o los animales o incluso, por ejemplo, solo a las ave. En este aspecto un ecosistema será rico cuantas más especies albergue. La riqueza también puede medirse como el número de variaciones de un gen (alelos) que se dan dentro de una especie. Una población cuyos individuos sean todos clónicos, cosa que pasa en ocasiones con las plantas, no poseerá una gran riqueza genética y estará peor preparada para afrontar posibles cambios del medio ambiente y además debido a los procesos de deriva genética pueden llegarse a acumular alteraciones genéticas recesivas perjudiciales. Finalmente se puede entender la riqueza como el número de ambientes que se dan dentro de un mismo ecosistema, en un ecosistema de albufera se encuentran tanto ambientes marinos, como dulceacuícolas y terrestres, que aumentaran la riqueza de especies del ecosistema, por el mero hecho de poseer diferentes ambientes habitables. Dependiendo de si queremos evaluar la riqueza de una especie, de una región o de un ecosistema se usará una u otra forma de evaluar la riqueza.
En segundo lugar se puede contar la abundancia relativa. Aquí no hace referencia al número de especies sino a la cantidad de individuos de cada especie. Se ha calculado que la viabilidad de las especies está directamente ligada al número de individuos de la misma y a la riqueza genética que tenga la especie. El número mínimo para la conservación de una especie es teóricamente de 2 individuos, un macho y una hembra, aunque en la práctica el número de individuos es mucho mayor, puesto que las poblaciones no tienen 50% de machos y 50% de hembras. Dependiendo de la riqueza genética de una especie el número de individuos necesarios para la supervivencia de la especie variará, a menos riqueza son necesarios más individuos.
Finalmente se puede apreciar la diferenciación de las especies de un ecosistema. Si en un mismo ecosistema se encuentran dos especies estrechamente emparentadas la diversidad genética es menor que si encontramos especies muy alejadas entre sí. Una vez más las diferencias genéticas entre las especies son la clave para apreciar la diversidad de un ecosistema. No solo en un momento dado sino también a lo largo del tiempo, la diferenciación genética entre especies es un proceso que aumenta la biodiversidad de un ecosistema. Esto no quiere decir que eliminar a una especie porque existe otra similar genéticamente no vaya a alterar los flujos internos de un ecosistema.