Cómo la pandemia de COVID-19 afectó al clima del este de China
La pandemia causada por el coronavirus SARS-CoV-2 nos ha dejado cosas malas y nos ha mostrado algunas que mejorar. Poco queda que decir del virus a nivel biológico, puesto que en estos pocos años y en parte gracias al conocimiento previo de virus semejantes ya sabemos prácticamente todo lo que hay que saber sobre él. Las nuevas variantes surgen, pero todos sabemos ya que eso es un proceso normal. Se desarrollan nuevos fármacos contra diferentes componentes del virus, y ya todos sabemos que la proteína de la espícula es la más importante del virus. En definitiva, el conocimiento medio de ciencias de la salud ha aumentado con la pandemia.
Pero no todo lo que nos ha dejado es así. Las escenas que se captaron durante la cuarentena nos recordaron que la vida se abre camino si le dejamos. Delfines en los canales de Venecia, renos, zorros, jabalís y todo tipo de animales salvajes aprovecharon para pasearse por las calles de las grandes ciudades. Los pájaros volvieron no solo al centro de las ciudades, sino que incluso pudieron dejar de gritarse unos a otros para oírse. Son muchos los reportes en este aspecto que encontraron que las condiciones del planeta mejoraron con la parada a nivel mundial. Sin fábricas, ni transportes, los mares y el cielo se volvieron por unos meses en sitios más limpios. Esto es intrínsecamente bueno, pero tal como plantea un artículo presentado como una comunicación en la prestigiosa revista científica Nature, es posible que también fuera la causa de las terribles inundaciones que sufrió China en 2020. O la menos dicen que son responsables de un aumento del 33% en las precipitaciones que alcanzaron niveles catastróficos.
El artículo postula que la eliminación abrupta de la atmósfera de los gases de efecto invernadero provocó una mayor convección atmosférica que movió de forma rápida el aire desde el Océano Pacífico hacia el interior, aumentando las precipitaciones en el este de China. A esto también contribuyó la disminución de aerosoles en la atmósfera. De hecho, estos últimos serían los principales causantes de una bajada de las precipitaciones continuadas durante las últimas décadas. Por eso, al dejar de emitirlos durante un mes no solo se recobró la situación anterior, sino que se creó una corriente mucho más fuerte de lo normal.
Con esto, el artículo científico concluye en primer lugar que los aerosoles y los gases contaminantes son uno de los factores principales en la reducción de las precipitaciones en el este de China en las últimas décadas. Que dejar de emitir estos gases de manera abrupta generó durante el 2020 una corriente de aire mucho más fuerte de lo normal que llevó a unas precipitaciones de un 30% más fuertes de lo esperado y que la eliminación paulatina de los contaminantes aportaría beneficios a la industria agrícola, en forma de más y mejores lluvias, sin llegar al punto de ser problemáticas y causar inundaciones. China lleva años intentando reducir sus emisiones para mejorar la calidad del aire de sus ciudades, ahora también puede encontrar una nueva motivación en conseguir mejoras en su agricultura.