¿Cuánto tiempo puede aguantar una semilla y seguir germinando?
Cuántos años después de formarse las semillas siguen siendo viables es una de las preguntas que se han hecho los botánicos durante muchos años y por muchos motivos diferentes. En ocasiones se han llevado a cabo experimentos simplemente por ver si era posible regenerar una planta de una semilla anciana y otras tenían como objetivo ver cuanto tiempo después de una deforestación el propio ecosistema iba a poder recobrarse o cuan perseverantes pueden llegar a ser las malas hierbas. En cualquier caso, existen varios experimentos que han demostrado que en gran medida depende de la especie concreta de planta de la que estemos hablando pero que este tiempo puede ser realmente muy largo. Veamos algunos ejemplos.
La capacidad de germinar pasados cientos de años depende de cada especie.
El experimento conocido como el «Experimento de las Semillas de la Universidad de Michigan» se sigue llevando a cabo hoy en día. En 1879, el botánico William Beal enterró frascos de semillas en una caja de vidrio. La intención era estudiar la longevidad de las semillas y su capacidad para germinar después de largos períodos de almacenamiento. En 2000, el profesor Frank Telewski (actual poseedor del mapa donde indica donde están enterradas las botellas) y su equipo desenterraron algunos de estos frascos, que habían estado enterrados durante más de 120 años. Para su sorpresa, descubrieron que algunas de las semillas, principalmente las de la especie Silene stenophylla, habían conservado su viabilidad y capacidad para germinar. Estas semillas habían permanecido enterradas durante más de un siglo y aún así pudieron germinar con éxito. Este experimento proporcionó evidencia significativa sobre la longevidad de las semillas y su capacidad para mantenerse viables durante largos períodos de tiempo.
Uno de los experimentos más conocidos sobre la germinación de semillas a largo plazo es el experimento de las semillas de Judean Date Palm. Estas semillas fueron encontradas en la fortaleza de Masada en Israel y se estima que tienen alrededor de 2000 años de antigüedad. En 2005, un equipo de científicos lograron germinar una de estas semillas, lo que demostró que las semillas pueden mantener su viabilidad por un período extremadamente largo. La palma resultante fue llamada «Methuselah» y ha sido objeto de estudio desde entonces.
Otro experimento interesante es el realizado con semillas de loto, que tienen la capacidad de germinar después de varios cientos de años. En 1994, se logró germinar una semilla de loto que tenía alrededor de 1300 años de antigüedad, encontrada en una excavación arqueológica en China.
También famoso es el experimento sobre la longevidad de las semillas es el «Experimento de Semillas de Arroz de la Estación Espacial Internacional«. En 1996, las semillas de arroz fueron llevadas a la Estación Espacial Internacional (ISS) por astronautas chinos. Las semillas pasaron cinco años en el espacio antes de regresar a la Tierra. Después de su regreso, se descubrió que las semillas habían conservado su capacidad para germinar, e incluso mostraron una mayor resistencia a ciertos factores estresantes como la salinidad y la sequía.
Tal vez el que ha logrado germinar semillas más antiguas sea este que fue realizado por científicos rusos en 2012. Este equipo logró germinar una semilla de Silene stenophylla, una planta herbácea que había estado congelada en el permafrost siberiano durante aproximadamente 32.000 años. La semilla fue encontrada en un antiguo nido de ardilla y, después de descongelarse, logró germinar con éxito.
Estos experimentos han demostrado que las semillas pueden mantener su viabilidad durante períodos extremadamente largos, incluso en condiciones extremas como el espacio exterior o el permafrost. Esta capacidad de conservar la viabilidad a largo plazo tiene implicaciones significativas para la conservación de la biodiversidad y la preservación de especies en peligro de extinción.