Aceite de naranjas como biocombustible
Las Naciones Unidas están haciendo esfuerzos por disminuir las emisiones contaminantes. Son muchas las iniciativas que se están tomando, sobre todo a largo plazo, para evitar la crisis climática del siglo XXI. Una de ellas es la prohibición de vender coches de motor de explosión de derivados del petróleo en toda Europa para 2035, con el objetivo de que para 2050 ya no haya coches de esas características. Con esto se intentará reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y también la dependencia exterior de combustible. Por otro lado, esto deja una agenda apretada para la adopción de fuentes de combustible alternativas y nuevos diseños de motores. La opción que más viene a la mente en estas circunstancias son los motores eléctricos. Sin embargo, si para cargar las baterías de estos automóviles se usan fuentes de energía no renovables (ciclo combinado o centrales de gas) seguiremos en las mismas en cuanto a generación de emisiones. Evidentemente, las energías renovables formarán un papel importante en la electrificación de la flota de vehículos rodados del viejo continente. Pero no es la única vía, se están llevando a cabo investigaciones muy interesantes para conseguir combustibles más ecológicos y accesibles. Estas opciones no son nuevas y ya se están probando con bastante éxito motores de GNC o GLP, compuestos gaseosos, pero también se han probado varias fuentes de biocombustible como el biodiésel o el bioetanol.
Siguiendo la línea de los biocombustibles se están probando diversas fuentes que principalmente son deshechos de otras industrias, como la azucarera (caña de azúcar y remolacha) o la agrícola en general, pero los mejores resultados se están obteniendo de la extracción de alcoholes de los desechos de la industria cerealista. En múltiples sitios alrededor del mundo ya se están usando alcoholes de origen biológico para mezclar con la gasolina. El poder calórico de los alcoholes no es tan grande como el de los combustibles fósiles, pero emiten entre un 40 y un 80% menos de gases invernaderos.
Un estudio reciente (Donoso, 2022, Renewable Energy) ha demostrado que podría mezclarse el combustible para aviones con hasta un 15% de aceite de naranja (D-limoneno) sin efectos negativos para los motores y su eficiencia. Con esto no se eliminaría por completo la emisión pero reduciría en buena medida las emisiones mientras se renueva la flota de aviones (más contaminante que el tráfico rodado), aunque la medida podría ampliarse a todo tipo de motores de explosión. El aceite de naranja podría sustituir al 0,1% del queroseno que se quema en los vuelos.
La industria de los zumos de naranja genera alrededor de 30 toneladas de residuos al año (con pieles de naranja). Debido al pH ácido de las naranjas, su vertido perjudica seriamente el ecosistema. Esta sería una buena forma de evitar el vertido y, por otro lado, sacar un provecho para los países productores. La solución a los combustibles fósiles es compleja y posiblemente deberán explorarse varias opciones e incluso mezclarlas para poder seguir con el crecimiento de la sociedad mientras intentamos cuidar un poco más nuestro planeta.