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Por qué hibernan los osos

Publicado por Ramón Contreras

Los osos son una de las especies animales más conocidas por hibernar. La literatura y el cine los usa mucho como recurso. Sin embargo, para el estudiante aplicado de biología puede surgir la duda de por qué lo hacen. Los osos, como todos los mamíferos, son de sangre caliente (técnicamente homeotermos) y pueden regular la temperatura corporal. En biología se repite incontables veces que esta habilidad permite a los animales vivir en zonas con climas fríos, a diferencia de los animales de sangre fría que necesitan calentarse al sol para activarse un poco. La mayoría de insectos y reptiles desaparecen de la faz de la tierra en las zonas con bajas temperaturas, precisamente porque se van a hibernar bajo tierra.

Por otro lado, tenemos el oso polar, que todos entendemos que está estrechamente relacionado con los osos pardos y negros que sí hibernan. Por razones obvias, los osos polares no hibernan. ¡Sino estarían todo el año durmiendo! Es por eso que pueden surgir las dudas sobre por qué lo hacen los osos en latitudes más cercanas al trópico, mientras que los osos polares no. No obstante, hay que decir que los osos polares sí hibernan durante lo más crudo del frío invierno.

Es cierto que en parte los osos grises y pardos hibernan para evitar las bajas temperaturas, aunque no es la única razón. También influye en esta estrategia el hecho de que durante el invierno es muy difícil encontrar comida. Los árboles han perdido las hojas y no producen frutos que puedan alimentar al oso y los animales de los que podría hacerlo tampoco salen, pues también están hibernando. Los salmones no remontan el río cuando está helado.

Durante la hibernación los osos bajan su temperatura a niveles muy inferiores a los que consideramos necesarios para mantener la vida en los animales homeotermos y poiquilotermos. Gracias a eso disminuye su metabolismo y el gasto energético. Al no necesitar tanta energía pueden pasar meses sin ingerir alimento. Mientras que los pájaros optaron por sus famosas migraciones de norte a sur en las que recorren miles de kilómetros, los osos que no pueden desplazarse tanto han adoptado está estrategia para poder vivir en zonas con condiciones ambientales extremas. De hecho, los osos «viven» en estos ambientes tan solo medio año, pues la hibernación de los osos dura entre cinco y siete meses. El resto del tiempo se lo pasan sin comer, beber ni orinar o defecar, todo por ahorrar energía y poder emerger con el buen tiempo y aprovechar los recursos de su hábitat. Durante este tiempo tienen que aprovechar para recuperar el peso que han perdido, aparearse, criar, y volver a coger peso para prepararse para volver a hibernar.

Los osos no son el único representante de animales de sangre caliente que hibernan. Esta adaptación a las temperaturas excepcionalmente bajas se ha desarrollado en varias líneas de mamíferos y es común en anfibios y reptiles. Incluso hay peces que se han adaptado a las aguas congeladas, pudiendo congelarse y descongelarse con el agua. Dentro de los mamíferos, los murciélagos también realizan este proceso fisiológico por motivos similares, los insectos que son sus presas habituales están hibernando a su vez.