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Los Tardígrados

Publicado por Ramón Contreras

Los tardígrados, conocidos coloquialmente como osos de agua, deben su curioso apelativo a su aspecto redondeado y sus movimientos lentos sobre los musgos en los que viven. Estos organismos de poco más de un milímetro tienen unas capacidades para la supervivencia únicas, que las convierten en unos seres de estudio. ¿Por qué son capaces de soportar climas tan extremos? Nadie lo sabe y además, posiblemente nunca se hayan tenido que enfrentar a situaciones reales tan duras como las que son capaces de soportar.

Filogenia e historia evolutiva: taxonómicamente los tardígrados son un Filo (Tardigrada), dentro del Superfilo Ecdysozoa del Reino Animalia. Este superfilo, creado en 1997, no está reconocido por toda la comunidad zoóloga, puesto que incluye a 9 Filos del Reino Animalia. A pesar de que todos los Filos pertenecientes a este grupo poseen una cutícula externa y cambian de muda (o ecdisis) durante su desarrollo las pruebas moleculares para emparentarlos todavía están en proceso. Incluso, algunos autores todavía los incluyen dentro del filo Artrópodos, como una clase más. En cualquier caso, el Filo Tardigrada cuenta con 3 clases reconocidas: Heterotardigrada, Mesotardigrada (que cuenta con solo una especie de la que se ha descrito solo un individuo, que se ha perdido y no pueden encontrarse más, pues la fuente termal donde se encontró fue destruida por un terremoto en Japón)y Eutardigrada. Las otras dos Clases se diferencian por la anatomía de su sistema reproductor. En la actualidad se conocen alrededor de 1000 especies de tardígrados.

Descripción: los tardígrados son animales muy asociados al agua, viven en su mayoría, asociados a helechos, musgos y líquenes, en las gotas de humedad que mantienen encima. Su tamaño varía dependiendo de la especie entre los 0,05 y los 0,5 mm de longitud. Son animales bilaterales con 5 segmentos no diferenciados. En el primero se encuentra la boca (carácter taxonómico en estos animales) y en los 4 restantes encontramos una par de patas por segmento acabadas en garras o ventosas. Están recubiertos de una cutícula no quitinosa.

Vista de un tardigrado al microscopio óptico.

Vista de un tardigrado al microscopio óptico.

Los tardígrados son ovíparos, sin fases larvarias, aunque pueden realizar la criptobiosis, formas de resistencia. Se ha descrito que algunas especies son eutélicas (el número de sus células es constante). Su reducido tamaño hace que no necesiten aparato circulatorio, respiratorio, ni excretor.

Distribución y hábitat: se conocen tardígrados tanto marinos como terrestres. Si bien es verdad que su relación con el agua es obligada para completar su ciclo vital. Estos pequeños animales pueden sobrevivir a tremendas variaciones del medio. Se ha comprobado que pueden sobrevivir (esperando una época más favorable) hasta 4 años “inactivados” a temperaturas de -270ºc y 150ºC. De hecho, estudios realizados en 2007 demostraron que eran capaces de reproducirse en el espacio exterior.

Interacción con el ser humano: los tardígrados son un grupo de seres vivos de poco provecho para el ser humano. Sin embargo, son objeto de estudio dado su capacidad de supervivencia a condiciones extremas, incluso en el espacio, sin oxígeno, a temperaturas rozando el 0 absoluto, los menos 273ºC, o en situaciones de catástrofe nuclear. Incluso hay quien puede elegir un tardígrado, o colonia de tardígrados como mascota. No obstante, su capacidad de interacción es más bien escasa, aunque observarlos al microscopio electrónico (para quien lo tenga) produce un deleite innegable.

Investigaciones recientes: los tardígrados han sido objeto de numerosas investigaciones científicas en los últimos años. Los estudios se han centrado en su capacidad para sobrevivir en condiciones extremas, lo que ha llevado a descubrimientos fascinantes sobre su biología y fisiología. Por ejemplo, se ha descubierto que los tardígrados pueden sobrevivir a la desecación total, un proceso conocido como anhidrobiosis, durante el cual reducen su metabolismo a menos del 0.01% de lo normal. Durante este estado, pueden resistir la exposición a radiaciones ionizantes, vacío y temperaturas extremas.

Además, los tardígrados son conocidos por su capacidad para reparar el daño al ADN causado por la radiación y los radicales libres, lo que les permite sobrevivir en condiciones que serían letales para la mayoría de los otros organismos. Esta capacidad de reparación del ADN ha llevado a los científicos a investigar si los mecanismos utilizados por los tardígrados podrían ser aplicados en medicina humana para tratar enfermedades como el cáncer.

Además, los tardígrados han demostrado ser capaces de sobrevivir en el espacio exterior, lo que ha llevado a especulaciones sobre la posibilidad de que puedan existir en otros planetas. En 2007, un grupo de tardígrados fue lanzado al espacio en un satélite y sobrevivió a la exposición al vacío y a la radiación solar.

Finalmente, los tardígrados también han sido objeto de estudio en el campo de la criobiología, la rama de la biología que estudia los efectos de las bajas temperaturas en los organismos vivos. Los tardígrados han demostrado ser capaces de sobrevivir a la congelación y a la vitrificación, lo que los convierte en un modelo de estudio ideal para entender cómo los organismos pueden sobrevivir a las bajas temperaturas.