COVID-19 y los animales salvajes y domésticos
Que el SARS-CoV-2 ha conmocionado al mundo es una realidad. El año 2020 estará marcado en el recuerdo de mucha gente como el año en el que empezó una pandemia, aunque técnicamente se descubrió en 2019, de ahí su nombre COVID-19. En cualquier caso la convivencia con el virus va para largo, y no se puede esperar que se tarde menos de un año en tener completamente controlada una enfermedad de esta envergadura. De hecho, es posible que se tarde mucho más en poder viajar con seguridad por todo el mundo sin temor al contagio. Aunque de hecho esto ya pasaba con multitud de enfermedades, a las que ahora se añade esta nueva enfermedad. Sin duda los mejores investigadores están trabajando en encontrar una solución en forma de medicamento o vacuna. En esta labor titánica el descubrimiento del reservorio natural original tiene una importancia clave. Si no se encuentra y se elimina el virus del animal silvestre cabe la posibilidad de que la reinfección ocurra una y otra vez. Del mismo modo es posible que el virus pase desde el ser humano a otros animales. Esto ya se ha visto en varios de ellos, perros, gatos e incluso visones. De hecho, una mutación en la proteína de la espiga en un virus aislado en visón ha hecho saltar las alarmas sobre la potencialidad de este virus para infectar. Afortunadamente las mutaciones descritas hasta ahora (varios miles) parece que no han generado una cepa más virulenta del virus.
Como decimos, el paso del virus hacia los animales ya se conoce. En este aspecto la comunidad científica ya ha alertado de un nuevo posible problema. Si el virus se extendiese por la población de mamíferos del mundo las consecuencias sobre las especies en peligro de extinción son imprevisibles. Muchos grandes felinos en zoológicos han dado positivo tras presentar problemas respiratorios y haber estado en contacto con cuidadores infectados. Apenas estamos empezando a conocer como funciona en humanos y a lo mejor hay que prepararse para estudiar como afecta a otras especies como el león o los chimpancés para evitar que afecte a las poblaciones ya comprometidas de cientos de especies de las listas rojas de conservación.
Ya no es solo que el ser humano podría reinfectarse de especies silvestres con las que interacciona, sino cómo afectará e virus si salta a otros organismos. Es conocido que muchas de las enfermedades modernas del ser humano han sido transmitidas desde un animal. La peste, la rabia, o la difteria son algunas de ellas. En esta ocasión habría que tener en cuenta en primer lugar si el SARS-Co-2 puede o no puede saltar a otros animales y que efecto tendría en ellos. Evidentemente estas elucubraciones son imposibles de contestar. Por un lado no conocemos tanto al virus como para afirmar que puede pasar a otras especies de mamíferos y tampoco conocemos las proteínas ACE2 de todos los mamíferos del mundo, que es la proteína con la que interacciona el virus para entrar en el sistema.
Existen en la naturaleza muchos de coronavirus descritos. Algunos de ellos son propios de animales tan cercanos como perros y gatos. A pesar del contacto estrecho de la humanidad con ellos estos virus no han conseguido pasar de una especie a la otra.