Variaciones morfológicas, edad y desarrollo de los animales
Para el ser humano resulta sencillo distinguir a un individuo adulto de un juvenil de su propia especie. Esto es debido a que existen diferencias morfológicas entre ambos estadios del desarrollo. No obstante, el ser humano no es la única especie que presenta este tipo de variaciones a lo largo del tiempo. Además, las variaciones morfológicas de los individuos durante su vida facilita el reconocimiento por miembros de la misma especie. Gracias al estudio de las especies animales sabemos que otras especies también presentan variaciones en su morfología, y eso ha permitido al ser humano apreciar en otras especies la utilidad de estos cambios. Cuando hablamos de cambios morfológicos existen evidentemente una serie de cambios como son el tamaño, altura o peso, que varían con la edad, pero no nos referimos a ese tipo de cambios, sino los que permiten diferenciar a un individuo dependiendo su etapa de desarrollo, a parte de la aparición de las canas claro.
Uno de los casos que viene más rápidamente a la mente tal vez sea la melena del león. A medida que los leones machos se desarrollan les crece la característica melena que les protegerá durante sus peleas con otros machos por el control de las hembras y permite que los enfrentamientos se reduzcan al mínimo pues pueden valorar a los otros machos con tan solo echarles un ojo a su melena. Los ciervos con la enorme cornamenta que les crece a los machos durante la época de apareamiento es otro buen ejemplo. Cuanto mayor es el macho mayor es el tamaño de su cornamenta, por lo que individuos con su primera cornamenta pueden evitar pelear con machos experimentados de 16 puntas.
En aves el dimorfismo sexual es muy frecuente. Las hembras y los machos adultos de muchas especies tienen coloraciones diferentes debido a los roles que juegan en el emparejamiento o en la cría de la descendencia. En este aspecto los individuos juveniles presentan también una diferencia clara. Muchas especies tienen plumas vistosas que emplean tanto para el cortejo como para los enfrentamientos entre individuos, estas plumas solo se desarrollarán en los individuos a partir de cierta edad, mucho después del primer cambio de plumas. Esto indica que existe una regulación interna a la aparición de estos rasgos, que va acompañado de la maduración sexual en muchos casos.
Otro de los casos más fascinantes de cambios morfológicos con la edad es sin duda el de los anfibios. La metamorfosis es el proceso radical de cambio morfológico con el desarrollo que se da en anfibios e insectos. En las ranas y sapos los cambios son excepcionales. Los individuos más jóvenes no presentan ni piernas ni brazos y su cuerpo es básicamente una cabeza con una cola. Durante el desarrollo les crecerán las extremidades y les irá desapareciendo la cola. A las salamandras por otra parte les crecen los pulmones y más importante aún pierden unas vistosas branquias exteriores que les delatan como individuos juveniles.
La metamorfosis en insectos es el proceso por el cual un gusano se convierte en una mariposa, fase adulta de la especie y la que se reproduce. Las mariposas pasan por 4 fases morfológicas diferentes huevo, larva, pupa y adulto. Este cambio permite no solo diferenciar a los adultos de los juveniles, sino que evita la competencia por el alimento entre unos y otros, pues muchas veces se alimentan de recursos diferentes. Aunque es común en muchos insectos, como moscas y mosquitos por ejemplo, una fase de larva, que vive en el agua y una fase adulta voladora. En cualquier caso, la diferencia morfológica entre adultos y juveniles es un proceso común a todos los seres vivos que existe por varias razones evolutivas que mejoran la supervivencia de la especie.