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Unidad Estructural

Publicado por Pablo Morales

Observa un ala de gallina, paloma u otra ave que puedas conseguir. Bajo las plumas está su piel. Al tacto notarás porciones duras alargadas: estos son los huesos. Si mueves suavemente el ala comprobarás que se une al cuerpo de forma parecida a como lo hace en nuestro brazo en el hombro.

Si observas el ala, verás una porción similar al brazo que se dobla al final como nuestro codo. Luego viene una zona similar a nuestra mano. Sin embargo, una observación detallada te hará apreciar una especie de dedo, si uña.

Si tienes oportunidad de observar una gallina o ave ya muerta y sin plumas podrás confirmar todo lo que hemos dicho hasta aquí.

La pata delantera de un caballo tiene una anatomía similar. La mano se ha reducido al máximo, de forma que el animal se apoya sólo sobre un dedo, cuya uña, muy desarrollada, es el casco.

Con ello se consigue el mismo efecto que se produce cuando corres y apoyas sólo la parte delantera de tu pie,  obteniendo así más velocidad que se apoyases el pie completo.

Estamos ante casos de adaptaciones de un mismo órgano. Existe una estructura común con diferencias debidas a la adaptación al medio ambiente. Así, el ave dispone de las extremidades anteriores para volar, el caballo para correr y nosotros para tomar, agarrar, escribir.

De allí que las mayores diferencias se produzcan a nivel de la mano.

Nuestro brazo, el ala del ave, la pata del caballo, o la aleta de un delfín, tienen orígenes y finalidades comunes; son órganos homólogos, a pesar de que su aspecto no sea parecido.

Se trata de una organización común que luego se especializa según los diversos modos de vida.

Las plantas recién nacidas presentan en su parte aérea –tallo y hojas- un aspecto muy parecido. Con el desarrollo se llegan a especializar de modo que el parecido apenas se reconoce.

Veamos unos casos de especialización del tallo:

  • En el cactus hace el trabajo de las hojas.
  • En la cebolla apenas se le reconoce, al adquirir forma de disco del que nacen las hojas gruesas.
  • En la papa, el tallo es subterráneo y grueso (la parte comestible).
  • En el fresal es horizontal y pegado al suelo.

No obstante estas diferencias, constan todos de las mismas partes, con un origen o finalidad común. También hay una unidad estructural en las plantas.

Por tanto y a modo de resumen podemos decir que los seres vivos presentan ciertos caracteres comunes; que existe unidad en cuanto al funcionamiento general, al origen y utilización de la energía química y a la transformación de la energía acumulada en calor y trabajo. También hay unidad en cuanto a los materiales que los componen.

En los seres vivos se aprecian elementos cuyo origen y finalidad son los mismos para diversas especies y que reciben el nombre de órganos homólogos. Existen ellos una estructura común con diferencias debidas a la adaptación al medio.