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Tétanos

Publicado por Ramón Contreras

El tétanos es una de esas enfermedades que han sido casi erradicadas en el primer mundo pero que son una realidad cotidiana. Las heridas con objetos oxidados son la principal fuente de la bacteria que la causa. El tétanos ha sido siempre una enfermedad que por sus síntomas musculares muy visibles y perturbadores ha llamado la atención de la gente. Cuando la bacteria crece libera dos neurotoxinas que afectan al sistema nervioso. La toxina hace que los nervios activen de forma permanente los músculos encongiéndolos. Causando violentas contracciones y finalmente rigidez. Tanto es así que los afectados acaban arqueando la espalda aguantándose en la cabeza y los pies, con los brazos crispados y una mueca de dolor.

Clostridium tetani es la bacteria que la ha causado. Sus esporas sobreviven estupendamente en objetos oxidados y se desarrollan dentro del cuerpo. El bacilo no puede vivir en medios con oxígeno, por lo que necesita estar dentro del cuerpo en una herida profunda para empezar a desarrollarse. Las heridas punzantes o que han empezado a cerrarse sin haberse limpiado correctamente son los focos habituales. Dependiendo de la cantidad de esporas inoculadas la enfermedad puede mostrar sus primeros síntomas al día siguiente de hacerse la herida o casi dos meses después.

La bacteria empieza a reproducirse y viaja por la sangre o la linfa nutriéndose hasta el sistema nervioso, tejido al que se unirá para desarrollarse, principalmente en la médula espinal. Allí las toxinas que secreta al exterior afectarán a las células nerviosas. En concreto las toxinas que produce inhibición de algunos compuestos presentes en el sistema nervioso. Entre ellos se encuentran el GABA y la glicina, ambos neurotransmisores inhibidores. Al acabar con el GABA resulta con que el sistema nervioso no se inhibe provocando la contracción continua de los músculos. Esta desinhibición de las neuronas motoras impide controlar los movimientos causando convulsiones que llegan a ser dolorosas por forzar en exceso todo el sistema muscular y los ligamentos hasta el punto de que puede haber lesiones y desgarros. En el rostro los efectos llevan a que la persona no controle sus mandíbulas y labios quedando abiertos por lo que no puede contener la saliva en la boca. Si la enfermedad progresa puede causar problemas respiratorios (causando apneas) y cardíacos, en tanto en cuanto afecta a los nervios que inerva los músculos de esos órganos. A parte de esto el tétanos tiene algunos síntomas comunes como la fiebre y la taquicardia.

Debido a que la enfermedad está causada por las toxinas más que por la mera presencia de la bacteria para tratar la enfermedad ha resultado muy útil el tratamiento con antitoxinas, a parte del uso de antibióticos específicos. Existe una vacuna contra el tétanos, pero deben suministrarse varias dosis durante toda la vida para que la inmunidad sea completa. En total 6 vacunas han de ponerse, 3 de ellas durante la lactancia, una en la infancia, otra de recuerdo durante la adolescencia y finalmente una última dosis durante la madurez, aunque es verdad que ante un posible caso de tétanos se administra de forma preventiva una dosis de la vacuna.