Lupus, diagnóstico, tratamiento y profilaxis
El lupus es una enfermedad autoinmune, degenerativa, crónica, sin cura conocida hasta el momento. Las enfermedades autoinmunes son aquellas en las que el sistema inmune está comprometido. Normalmente éste defiende al cuerpo de las partículas extrañas. Sin embargo en un paciente de lupus el sistema inmune reconoce a las propias células de los tejidos sanos como una amenaza e intenta destruirlas.
Puedes leer más sobre las poco conocidas causas del lupus y sobre la gran variedad de síntomas que presenta en el artículo que le dedicamos a ello en este artículo aquí. Se han descrito dos tipos de lupus, eritromatoso discoide y erimatoso sistémico. Puedes leer más sobre los órganos que se ven afectados en cada una de ellas aquí (próximamente).
Diagnóstico: El diagnostico de lupus se realiza mediante la observación de sus síntomas clínicos. Ante la sospecha de un caso de lupus, por antecedentes familiares o detección de varios de los síntomas propios de la enfermedad, se realizan pruebas inmunológicas a partir de una biopsia (que pueden ser tanto muestras de sangre, como de piel o de los riñones), para confirmar la alteración del sistema inmune del paciente. En las biopsias de tejido se puede observar al microscopio, en los afectados, que los eritrocitos, células del sistema sanguineo, se ven atacadas por s células sanas del tejido.
Tratamiento: No existen tratamientos contra el Lupus. El tratamiento que se da a los pacientes con dicha enfermedad es diferente, dependiendo de los órganos afectados. Sin embargo, todos los casos toman corticoides, una hormona implicada en las respuestas inflamatorias y del sistema inmune. Su función antiinflamatoria se emplea tanto en pulmón, corazón como riñones de forma muy agresiva (altas dosis), compaginado con tratamientos inmunosupresores. A parte de los corticoides para evitar los dolores causados por la inflamación de los órganos y articulaciones en ocasiones se emplean antipalúdicos, que se ha demostrado que tiene efectos antiinflamatorios en casos de artritis.
El lupus puede comprometer el funcionamiento de cualquier órgano del afectado, siendo los más comunes la epidermis, el corazón, los pulmones, los riñones y el sistema nervioso. Por ello cada caso recibirá atención diferente dependiendo de los órganos afectados, dermatólogos, cardiólogos, etc.
Profilaxis: el estrés es uno de los desencadenantes de los brotes de lupus. Por eso es importante intentar evitar las situaciones estresantes. No existe ningún alimento que se haya relacionado con la aparición de los brotes, por lo que se recomienda una dieta sana y equilibrada. Algunos brotes vienen precedidos por alguno de los síntomas menores de la enfermedad. El paciente debe aprender a conocerlos y a tomar la medicación lo antes posible con la aparición de los síntomas para evitar el daño grave de los órganos afectados.
La esperanza de vida de un paciente con lupus es muy variable, aunque los menores de 40 años suelen cursar una enfermedad más activa. No obstante, la esperanza de vida entre los afectados es normal, en el 90% de los casos. Aunque los dolores y molestias serán constantes en el resto de su vida. Del mismo modo tendrá que realizar visitas a su médico para comprobar el estado de sus órganos con mayor frecuencia que un individuo sano.