La importancia de vacunarse contra la rabia
La rabia es una de las peores enfermedades que la humanidad ha enfrentado nunca y eso que tenemos en cuenta la peste negra que acabó con la mitad de la población mundial varias veces o la covid-19 que ha conseguido parar la producción mundial en pleno siglo XXI. Decimos que es de las peores porque su letalidad sin tratamiento es cercana al 100%, porque en términos médicos no gusta asegurar una muerte 100% segura. La rabia causa a nivel mundial cerca de 60.000 muertes al año, la mayoría de ellas en África y Asia, donde las condiciones sanitarias son más precarias.
Esta enfermedad está causada por un virus que se transmite por los fluidos corporales entre animales. Normalmente, un mordisco o un esputo de un animal infectado es suficiente para transmitir la enfermedad a otro animal o a un ser humano. Los animales infectados tienen comportamientos erráticos y se vuelven muy violentos, de ahí que se denomine rabia a la enfermedad. Esta violencia les lleva a morder a otros seres vivos, incluso a sus dueños y a personas a las que anteriormente han demostrado cariño en animales domésticos. El Rhabdovirus (de la familia Rhabdoviridae) ataca el sistema nervioso central y los animales parece que pierden el control. Además, es frecuente la espuma en la boca, tan característica de un perro ladrando enfadado, así como agitación o hiperactividad. La otra variante de la enfermedad es mucho más calmada en apariencia pero igual de letal. El individuo se queda extremadamente quieto, paralítico, en clínica se denomina parálisis flácida. La versión rabiosa violenta en más frecuente en mamíferos carnívoros, que son el reservorio natural de la enfermedad, mientras que en humanos, roedores y herbívoros de ganadería suele afectar paralizando el cuerpo, en el 20% de los casos humanos. Los síntomas humanos empiezan por cansancio, dolor de cabeza y fiebre, como todas las infecciones víricas, eso sí esta viene precedida por un mordisco u otro contacto estrecho con animales salvajes o no vacunados.
La rabia afecta a gran cantidad de especies animales. Las más conocidas son los roedores, los murciélagos y los animales domésticos, pero incluso puede afectar a animales marinos, como focas y leones de mar. Los murciélagos son el principal reservorio en EE. UU. mientras que los gatos y perros lo son en África y Asia, donde a pesar de que existen vacunas para los animales domésticos, tan solo el 10% de ellos la tienen.
Uno de los problemas asociados con la enfermedad es el tiempo de incubación. Mientras que en algunos animales e individuos se empiezan a mostrar síntomas a los 5 días, otros pueden ser portadores durante meses antes de poder percibir nada, siendo 20 días el tiempo promedio estimado para la aparición de síntomas.
La rabia tiene vacuna preventiva y un tratamiento inyectable en caso de sospecha de contraer la enfermedad, si te muerde o araña un gato callejero, por ejemplo. Una vez se desarrollan los síntomas apenas existen casos de personas que se hayan recuperado y los casos clínicos al respecto muestras la necesidad de cuidados hospitalarios de cuidados intensivos durante más de 2 meses. Por eso, si tienes mascota lleva al día la cartilla de vacunación y si trabajas con animales salvajes lleva tu propia cartilla de vacunación al día. Hacerlo puede salvar tu vida y la de tus conocidos.