La difteria
La difteria es una enfermedad de origen bacteriano que está casi erradicada del primer mundo. Las mejoras higiénicas básicas de principios del siglo XX y los programas de vacunación a nivel nacional en muchos países han relegado a esta enfermedad a casos muy puntuales. Tras un cuarto de siglo sin ningún caso documentado en España apareció un caso debido a la falta de vacunación. La difteria está causada por la bacteria Corynebacterium diphteriae, de la que puedes leer más aquí.
Esta bacteria sintetiza una exotoxina que inhibe la transcripción del ARN en las células des hospedador dando pie a la muerte celular de los tejidos. Entre ellos el corazón y el hígado son los que se pueden ver más afectados. Puedes leer más sobre la exotoxina diftérica en el artículo que le dedicamos aquí.
Contagio: la difteria se propaga por las microgotas de la respiración, y se proyectan con la tos o los estornudos. Además también se puede contraer a través de las superficies contaminadas con esas gotas. En general la difteria no tiene una propagación muy rápida. El hacinamiento y las condiciones de higiene mínimas favorecen el contagio, mientras que el aislamiento de los afectados y la limpieza pueden ayudar a prevenir el contagio.
Síntomas: se cree que la mitad de los infectados so asintomáticos. Mientras que la otra mitad presenta síntomas dentro de la primera semana tras la infección. Los más comunes son la fiebre, los escalofríos, ronquera dolor de garganta y en ocasiones la mucosidad sanguinolenta. Estos síntomas del aparato respiratorio son producto de la aparición de pseudomembranas fibrinosas que se adhieren en las vías respiratorias. Si la infección se da en la piel aparecerán llagas dolorosas e hinchadas.
Diagnóstico: C. diphteriae se puede aislar de las heridas cutáneas y crece de forma específica en el medio Loeffler. En un examen físico del paciente pueden verse las pseudomembranas del aparato respiratorio, que tienen una apariencia gris. Además es común que el cuello aparezca muy hinchado, por lo que su diagnóstico es relativamente sencillo de hacer a simple vista. Es corriente que se lleven análisis de sangre para determinar la presencia de la toxina en sangre.
Tratamiento: afortunadamente la difteria puede tratarse con antibióticos derivados de la penicilina. Aunque la recuperación es lenta, mientras se eliminan las toxinas del cuerpo, el pronóstico es bueno si no se han visto afectadas las células del corazón o el hígado. Existe además una antitoxina que puede ser administrada para acelerar el proceso de curación.
Profilaxis: la vacunación de esta enfermedad se realiza en 5 tomas separadas en el tiempo, desde el primer año de vida hasta los 11 o 12 años de edad. La vacuna puede tomarse a cualquier edad para prevenir el contagio, lo cual se recomienda especialmente a los familiares de bebés que todavía no se pueden vacunar. Las medidas de aislamiento del paciente pueden ayudar a que no se desate un brote de difteria. La vacuna de la difteria es triple, pues va acompañada de la vacuna del tétanos y la tos ferina en la misma vacuna, se denomina comúnmente Tdap. Tanto la aplicación de la vacuna, como el tratamiento con antibióticos deben ser prescritos por un médico.