Yersinia pestis o la peste negra
Yersinia pestis es el nombre de la especie bacteriana causante de la peste negra. Esta enfermedad asoló Europa en sucesivas pandemias desde el siglo VI. La más grande de ellas en el siglo XIV matando a unos 25 millones de personas (el 75% de la población europea en ese momento) y el doble en Asia.
En la autopsia puede verse al microscopio Yersinia pestis junto a algunas células sanguíneas, eosinófilos.
Filogenia: Yersinia pestis, comparte el género Yersinia con otras bacterias patógenas como Y. enterocoletica o Y. pseudotuberculosis causantes ambas de enfermedades derivadas del contacto con animales infectados o de agua o alimentos contaminados. El género pertenece a la Familia Enterobacteriaceae (comúnmente llamadas enterobacterias). Pertenece al grupo de Gamma proteobacterias.
Descripción microbiológica: Y. pestis es un bacilo GRAM negativo. Es una bacteria anaeróbia facultativa, por lo que es capaz de fermentar. Da positivo en las reacciones de catalasa y nitrato reductasa y negativo para la pueba de la oxidasa (estas pruebas se emplean para clasificar bacterias). A 37ºc se sintetizan sus factores de virulencia más potentes Ag F1, Ag V y Ag W. Gracias a su gen Yop-H, que produce una proteína de membrana, que crea un entorno viscoso, los fagocitos no pueden atacarla. Además el gen Yop E genera citotoxinas y el gen Yop J-P genera una proteína que induce la apoptosis celular en el hospedador.
Y. pestis es una enfermedad natural de roedores, principalmente ratas. A pesar de que la mayoría de ellas muere un bajo número sobrevive y es capaz de transmitir la infección mediante el paso de la bacteria en sangre por un vector, una pulga o un piojo.
Cuadro clínico de las enfermedades: Y. pestis puede causar tres cuadros clínicos dependiendo de la vía de infección. Los síntomas son los mismos fiebre alta, escalofríos y gran debilidad, presentando cada una de sus modalidades las siguientes diferencias:
Y. pestis causa la peste bubónica si la infección es causada por la picadura de un vector (una pulga que haya picado a una rata infectada). La peste bubónica es el caso más frecuente. Tras la picadura las bacterias viajan por el torrente sanguíneo hasta los nódulos linfáticos. La inflamación que se forma alrededor de las bacterias se denominan bubones y son característicos de la enfermedad. Durante los 2 a 6 días siguientes los bubones crecen y los macrófagos no pueden atacar a las bacterias debido a la cápsula de estas. Cuando revientan los bubones las bacterias en gran número pasan al torrente sanguíneo creando una septicemia. Con tratamiento adecuado con antibióticos el 80-90% de los infectados supera la infección.
La peste neumónica se produce cuando la infección se hace a través de las vías respiratorias por inhalación de la bacteria o porque la peste bubónica se extiende a los pulmones. Esta infección cursa sin síntomas hasta que los pulmones están invadidos y se tose con esputos de sangre. Sin tratamiento se muere a los 2 o 3 días.
Por último y menos frecuente la peste septicémica. Se contrae por vía sanguínea directa (contacto con sangre infectada en una herida) la infección se extiende rápidamente por todo el cuerpo y en 1 día suelen perecen los infectados sin dar tiempo al diagnóstico.