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Un interesante repaso a la clasificación filogenética de las amebas

Publicado por Ramón Contreras

Las amebas son unos seres unicelulares de gran tamaño que resultan muy interesantes de estudiar por las peculiares características de locomoción que presentan. Aunque sean unicelulares, las amebas son eucariotas, es decir, poseen un núcleo, por lo que nunca hay que decir que son bacterias o procariotas.

Desde las primeras clasificaciones de los seres vivos se han utilizado los caracteres morfológicos para establecer las relaciones filogenéticas ente los grupos de seres vivos. Si bien esta forma de relacionar especies puede funcionar con los seres vivos más complejo, como mamíferos o dicotiledóneas, resulta un criterio poco fiable cuando se trata de clasificar grupos de seres vivos como los hongos, los procariotas y los protistas. Es por eso que desde el siglo XVIII, cuando se descubrieron las amebas, hasta la actualidad, su clasificación se ha visto alterada drásticamente y con frecuencia.

En la actualidad se llama ameba a todos los organismos que pertenecen al Filo Amoebozoa. Este Filo está incluido en el Reino Protista, un conglomerado de seres eucariotas con diverso origen evolutivo, todavía no bien establecido.

Los estudios comparativos de ARN ribosomal (ARNr) han mostrado que algunos de los grupos en los que se clasificaban las amebas eran artificiales. Más aún, algunos grupos no eran realmente amebas. Solo que, por la forma característica morfológicas de las amebas y estos otros grupos, se confundieron a la hora de clasificar a otros seres vivos que durante su ciclo vital adquirían una forma ameboide.

La morfología de una ameba a grandes rasgos consta de dos partes. Su citoplasma se divide en un endoplasma granular y central y en un ectoplasma periférico y menos denso. Las amebas se mueven proyectando el ectoplasma en una dirección en extensiones del citoplasma que se denominan pseudópodos. Puedes leer más sobre el tema en el artículo que le dedicamos a la morfología de las amebas aquí (próximamente).

En clasificaciones antiguas pueden encontrarse los Filos Sarcodina o Rhizopoda, que gracias a los estudios genéticos de ARNr, se ha establecido que no eran evolutivamente correctos.

El Filo Amoebozoa se divide tradicionalmente en subgrupos dependiendo de su morfología. El subgrupo Conosea, de morfología conosa incluye a las Clases Myxomycota y Archamoebae. A raíz de estudios de comparación de genes mitocondriales se ha visto que este grupo tiene un origen monofilético, es decir, las Clases que lo componen están relacionadas. Aunque se ha creado el Filo Cercozoa, para sacar del grupo a especies ameboides que forman filopodios.

Amoeba proteus, es tal vez, la ameba más conocida.

Por otro lado, el subgrupo Lobosea o Lobosa, con una morfología, parecida a un huevo frito, recoge a las Clases Tubulinea (que incluye a la mayoría de amebas conocidas y son las de mayor tamaño) y Flabellinea. Estas dos últimas Clases se caracterizan por poder desarrollar lobópodos, un tipo de pseudópodos con los que avanzan y envuelven a sus presas. Sin embargo, filogenéticamente las amebas del grupo Lobosea son en realidad varios grupos de amebas que han evolucionado hacia una morfología común, a pesar de tener un origen genético alejado.

Además de estas clases el Filo Amoebozoa incluye otros grupos que todavía no se han clasificado correctamente, como pueden ser Acanthopodida o Stereomyxida. Finalmente decir que esperemos que las nuevas técnicas de comparación genética ayuden a arrojar un poco de luz sobre la clasificación evolutiva de estos eucariotas primitivos.