Infección por Pseudomonas aeruginosa
Pseudomonas aeruginosa es una bacteria capaz de infectar tanto a plantas como a animales. Esta habilidad se da en muy raras ocasiones. Es por esto que P. aeruginosa tiene un especial interés científico. Además de ser un patógeno esta especie bacteriana tiene aplicaciones biotecnológicas e interés científico. Puedes saber más de esta interesantísima bacteria GRAM negativa en el artículo que le dedicamos aquí.
La infección por Pseudomonas aeruginosa es poco común en individuos sanos, tanto plantas como animales. Sin embargo este patógeno oportunista una vez dentro del sistema humano tiene una elevada mortalidad y morbidad.
Aunque las generalidades de la infección de animales son las mismas nos centraremos en cómo afecta al ser humano:
Infección y patogénesis: P. aeruginosa puede aprovechar para infectar el tracto respiratorio, llegando a causar neumonía u otras dolencias del sistema respiratorio en pacientes con enfermedades propias de esta vía, como fibrosis pulmonar. Es frecuente en pacientes de larga estancia en hospitales y que han recibido antibióticos previamente. Además se ha descrito que ha infectado el tracto urinario, el oido o heridas abiertas e incluso causar sepsia, infección sanguínea, si penetra en el torrente sanguíneo.
P. aeruginosa produce las toxinas exotoxina A y C, que han demostrado ser un factor de virulencia tanto en plantas, en las que causa la muerte celular en las raíces, como en animales, en las que por el mismo procedimiento causa la muerte por estrés oxidativo a nivel celular. Por otra parte P. aeruginosa secreta piocianina. Esta sustancia que le da color verde o azulado a las colonias les otorga además una protección adicional. La piocianina forma una película, biofilm, encima de las bacterias que impide la entrada de antibióticos.
La bacteria se engancha en la mucosa del epitelio mediante elongaciones de su citoplasma, pilis, en cuyo extremo hay alginato, un mucopolisacárido, que actúa como pegamento. Una vez unido empieza a secretar proteasas, citotoxina y las exotoxinas, causando estrés oxidativo en la célula y provocando su muerte.
Diagnóstico: P. aeruginosa forma parte de la fauna de los tractos respiratorios de los animales sanos. Por esto es difícil determinar cuándo una infección está causada por esta especie en concreto. Sin embargo, se realiza el diagnóstico por cultivo en medio selectivo.
Tratamiento: P. aeruginosa es resistente a una gran variedad de antibióticos de uso común. Las diferentes resistencias vienen determinadas por la cepa de bacterias en concreto, tanto por las resistencias que pueda llevar en su ADN genómico, como en plásmidos que pueden transmitirse entre cepas diferentes. Los antibióticos que funcionan contra P. aeruginosa son más de una quincena, de los más usados y conocidos podemos nombrar la gentamicina o el ciprofloxacino ambos con efecto en un gran número de bacterias. En cualquier caso estos antibióticos deben administrarse siempre por vía sanguínea, es decir en inyectables. Estudios recientes afirman que durante los primeros días de tratamiento éste ha de ser combinado de 2 o más antibióticos para pasar a una monoterapia cuando se conozca la etiología, los resultados del estudio de resistencias, para aplicar el antibiótico más adecuado para la cepa concreta.