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Treponema pallidum, la bacteria de la sífilis

Publicado por Ramón Contreras

La sífilis es una enfermedad exclusiva humana. A lo largo de la historia ha tenido serias implicaciones a nivel de salud pública en contextos de guerra y conquista, puesto que es una enfermedad de transmisión sexual. Si bien es una enfermedad de transcurso lento a la larga daña el sistema nervioso central y causa estados de pérdida de equilibrio, locura y finalmente la muerte. Lee más de ella aquí . La causante de esta enfermedad es la bacteria Treponema pallidum. El género Treponema infecta mayoritariamente a individuos de la especie humana (de las 14 especies del género 7 son invasoras y 3 son comensales de la cavidad oral de humanos). Mientras que algunas especies se ha visto que pueden estar presentes en animales como conejos y ganado bovino. En el laboratorio esta especie no se puede cultivar puesto que necesita de su hospedador (el ser humano) para vivir y unas condiciones celulares de microaerofilia, complicadas de conseguir. Además es una bacteria extremadamente sensible a los cambios de temperatura (al igual que todas las bacterias del grupo Treponema), muriendo rápidamente a causa de la desecación, en temperaturas no necesariamente más altas de los 42 o incluso de los 41,5 grados centígrados. Es por eso que normalmente se mantienen los cultivos de T. pallidum en conejos como hospedador.

La entrada de esta bacteria al torrente sanguíneo se lleva a cabo exclusivamente por estos medios: a través de las mucosas, o en menor medida a través de pequeñas heridas como abrasiones, o discontinuidades de la piel. Desde la sangre migra hasta los ganglios linfáticos de las partes más frías del cuerpo (comúnmente los genitales masculinos son el lugar más frecuente donde se encuentran), desde donde se puede extender a todo el cuerpo. A pesar de que se considera que es una bacteria poco contagiosa la probabilidad de contraerla con tan solo una exposición en estas condiciones es del 10%.

La morfología de esta bacteria es peculiar. Es una espiroqueta y como todas ellas tiene una forma que recuerda a un sacacorchos, formando entre 8 y 20 espirales.Es bastante larga, con unas 20 micras de longitud y 0,5 de ancho. Todas las espiroquetas se caracterizan por poseer flagelo, dependiendo de la especie se pueden contar entre 2 y 100, en el caso de T. pallidum cuenta con 3. Aunque en otras especies de gran número es difícil establecer el número concreto tanto porque no se tiñe y es difícil de ver al microscopio electrónico de barrido el gran número de flagelos al mismo tiempo. En cualquier caso los flagelos parten de un extremo de la célula y adquieren una posición periplasmática. Es decir, unas dos terceras partes del flagelo dan vueltas alrededor de la bacteria envueltos en una envuelta protoplástica, que actúa como si fuera una vaina. Mientras que un tercio del flagelo queda libre. El flagelo, que en su base funciona como todos los flagelos por rotación, al estar adherido al cuerpo de la bacteria ejerce una torsión que hace girar a la bacteria sobre sus extremos. De esta forma la bacteria se mueve con un movimiento en espiral como de latigazos bruscos.