Antibióticos del futuro: la Teixobactina
Desde que el ser humano descubrió que existían determinadas sustancias que inhibían el crecimiento de algunos patógenos se ha hecho uso, y en ocasiones abuso, de estas sustancias, los antibióticos.
La penicilina fue el primer antibiótico que se aisló y se documentó su acción antibacteriana. Fue el Doctor Alexander Fleming allá por el 1928. Puedes leer más sobre este antibiótico que abrió una nueva era para la humanidad en su artículo aquí. Sin embargo, desde la década de 1980 no se han descubierto nuevos antibióticos, mientras que las bacterias y los hongos han ido adquiriendo resistencia a estas dañinas sustancias. Es por esto que se dedican gran cantidad de recursos a descubrir nuevos medios de combatirlos.
La mayor esperanza en este sentido se publicó a mediados de 2014. En él se describía el AMA, que si bien no es un antibiótico, permitía la acción de antibióticos sobre cepas bacterianas resistentes. Puedes leer más sobre el AMA aquí. Siguiendo con las buenas noticias a principios de 2015 la revista Nature publicó un trabajo sobre “A new antibiotic kills pathogens without detectable resistance” (Un nuevo antibiótico que mata patógenos sin resistencia detectable). Este fabuloso compuesto es denominado Teixobactina y es la molécula más prometedora de las 25 que han descubierto los firmantes del trabajo. Puedes leer más sobre la técnica que emplearon para aislar una bacteria desconocida, sintetizar el antibiótico en grandes cantidades y probar este nuevo antibiótico en bacterias E. coli resistentes aquí.
A pesar de estar todavía en fase de estudio y que no pueda ser comercializado hasta realizar ensayos clínicos ya se saben algunas cosas sobre este nuevo antibiótico.
La teixobactina inhibe la síntesis del componente principal de la pared bacteriana, el peptidoglucano. Muchos antibióticos actúan atacando la pared bacteriana, puesto que sin ella las bacterias no son capaces de sobrevivir. La teixobactina se une a diversos lípidos precursores del peptidoglucano, de forma similar a la acción antibiótica de la vancomicina. Ambos antibióticos inhiben la unión entre las diferentes capas de la pared bacteriana (el proceso de transglicosilación), desestabilizándola.
La penicilina inhibe un paso de la síntesis bacteriana, mediante la unión a una enzima de la ruta de metabólica del peptidoglucano. Se ha comprobado que las bacterias pueden adquirir resistencia más rápidamente a un antibiótico cuando éste interfiere con una proteína (puesto que las proteínas pueden ser alteradas genéticamente en un proceso evolutivo). Por otra parte la interacción con lípidos parece ser una forma de inhibición mucho más drástica y con la cual las bacterias tienen menos recursos para solucionarla.
Este antibiótico se encuentra en fase de desarrollo, y aunque ya se ha probado en animales de laboratorio de forma muy prometedora muchos antibióticos son descartados en la fase clínica de las pruebas, pues muestran grandes efectos secundarios en humanos. Por ahora no parece presentar efectos secundarios en ratones, mientras que sí ha demostrado ser eficiente en la eliminación de cepas de estafilococos y otras bacterias de resistencia probada a antibióticos conocidos. Habrá que esperar hasta el 2020 para saber si la teixobactina pasa los rigurosos controles de seguridad para su uso en humanos.