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Sistema del complemento, cuando el sistema inmune abre poros en los invarores

Publicado por Ramón Contreras

La inmunología es un tema complicado. La evolución ha hecho que la defensa del cuerpo sea compleja, a veces redundante y sobre todo capaz de prepararse para defenderse ante todo tipo de ataques. El sistema inmune nos permite defendernos de cualquier tipo de molécula extraña. Ya sea una toxina o cualquier sustancia como de parásitos, patógenos, cuerpos extraños (una astilla o una piedra) hasta de nuestras propias células si algo no está bien. Una de las partes más complicadas de esto es el sistema del complemento, que no hay que confundir con el sistema del complejo mayor de histocompatibilidad, del que puedes leer más aquí, y de sus partes Clase I y Clase II.

La capa de peptidoglucano protege a las GRAM (+) de ser identificadas por las proteínas del complejo.

El sistema del complemento es un conjunto de proteínas cuya “única” función es generar la respuesta inmune. Entre sus labores encontramos: atraer y activar a los fagocitos, mediante el proceso de inflamación; lisis de membranas celulares para exponer el interior de las células que hay que atacar; y la opsonización (un tipo de marcaje celular en el cual un anticuerpo se une a la membrana de un patógeno para reclutar a fagocitos para que se lo coman), con la opsonización primero se pretende inmovilizar al patógeno y luego atraer a los tipos celulares que lo atacarán. EL sistema del complemento forma parte de la respuesta inmune innata y de la específica, puesto que está mediada por anticuerpos.

Hasta ahora conocemos unas 30 proteínas del complemento y se encuentran inactiva en casi todos los tejidos. La activación de estas proteínas es por cascada (se activan una después de la otra para atacar a un patógeno) y se conocen varias formas de activación. Cada vía de activación tendrá un disparador diferente, aunque todas llegarán a un punto común de actuación.

La activación por polisacáridos y membranas bacterianas se conoce como vía alternativa, forma parte de la respuesta inmune, por lo que no necesita la participación de inmunoglobulinas. La vía de las lectinas se activa cuando las proteínas del complemento reconocen este azúcar típico de la superficie bacteriana, en ese momento una proteína (MBL) se unirá e intentará abrir poros en la membrana. Esta vía también es innata puesto que no cuenta con intervención de anticuerpos.

La vía clásica es la evolutivamente más moderna, puesto que sí usa anticuerpos y se denomina “clásica” por ser la primera que se descubrió. En ella los IgG e IgM (los anticuerpos mayoritarios en sangre) reconocen el patógeno y llaman a las proteínas del complemento.

Independientemente de la vía de activación, la respuesta del complemento converge en la C3 convertasa, una de las 30 proteínas que se activan en cascada. A partir de aquí se formarán los complejos de ataque a la membrana (CAM) que formará poros en la membrana y por lo tanto lisis celular. Además, la activación de estas proteínas liberará peptidos señal que activarán el proceso inflamatorio. Como ejemplo, la activación de C3 por hidrólisis crea dos fragmentos C3b y C3a, C3b promueve la fragmentación de C5 en C5a y C5b. Ésta última se unirá a C6, C7, C8 y C9 para formar un cilíndro que se convertirá en el poro.

La mayoría de células son atacables por el complemento, salvo las bacterias GRAM positivas que debido a su pared bacteriana no son detectadas por las proteínas del complemento.