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Malas noticias para los oliveros: La mosca del olivo tiene una salud genética a prueba de pesticidas

Publicado por Ramón Contreras

La mosca del olivo (Bactrocera oleae) pone las larvas en el fruto, arruinándolo. Al crear un daño en la piel de la aceituna hace que además sea más susceptible a la entrada de otros parásitos como hongos y bacterias. Genera pérdidas millonarias en toda la cuenca mediterránea por la caída de aceituna temprana y por la pérdida de calidad del aceite obtenido.

La mosca del olivo genera pérdidas millonarias en el campo Europeo, principal productor mundial de aceite de oliva

Para acabar con esta plaga se usan pesticidas, pero los esfuerzos actuales no han resultado ser especialmente eficientes. Un estudio reciente “Vast Gene Flow among the Spanish Populations of the Pest Bactrocera oleae (Diptera, Tephritidae), Phylogeography of a Metapopulation to Be Controlled and Its Mediterranean Genetic Context” (Lantero, 2022) da alguna pista sobre el porqué.

Cuando tenemos que enfrentarnos a una plaga, lo mejor para el ser humano es que todos los individuos de la especie que nos causa problemas sean iguales. Si fueran todos clónicos bastaría con encontrar la sustancia que mata a un individuo para poder matar a todos. Por suerte o por desgracia esto nunca pasa. Todos los seres vivos cuentan con cierta variabilidad genética. Cuanto más variado es el material genético de una especie mayor son sus posibilidades de que algún individuo tenga las herramientas genéticas necesarias para sobrevivir a una catástrofe. Este es el caso de la mosca del olivo.

Este pequeño insecto afecta a los olivos del mediterráneo y a los acebuches, la contraparte silvestre. Las moscas del olivo llevan colonizando estas plantas desde hace medio millón de años y en ese tiempo han desarrollado una gran variedad genética y unas poblaciones muy grandes y extensas. Esta larga historia de coexistencia ha permitido a la mosca del olivo adaptarse a los cambios ambientales y a las distintas estrategias de control que se han implementado para combatirla.

En el artículo se muestra el análisis de ADN mitocondrial de unos 250 individuos recogidos en 18 localizaciones diferentes a lo largo de 6 países, aunque al ser un estudio español muchas han sido obtenidas en olivares españoles. Como decimos, las poblaciones son muy grandes y están muy bien conectadas unas con otra, permitiendo el intercambio genético.

Se considera que hay dos poblaciones principales, una desde Israel hasta Grecia y la otra desde Grecia hasta España y norte de África. Aunque tienen identidad genética propia, son dentro de cada una de ellas, muy ricas en variabilidad. En la región secuenciada, 1151 pb de la subunidad I de la enzima mitocondrial Citocromo oxidasa (COI) se encontraron 51 nuevos haplotipos. Es decir, que en los 250 individuos existen 4 variaciones para esa región, que se considera muy estable evolutivamente.

Si esta región, teóricamente tan estable, cuenta con tanta variabilidad, regiones menos estables como las encargadas de sobrevivir a los insecticidas serán potencialmente muy variables. El estudio de región conservada del ADN es una técnica común para medir la variabilidad genética de una especie. Además, con esto necesitas saber exactamente cuáles son los genes relacionados con la resistencia a venenos, sino que obtienes una valoración general.

Esta buena salud genética, junto con su capacidad de dispersión, moverse entre olivares que se encuentran a cientos de kilómetros de distancia, y de ir a plantas silvestres refugio (acebuche) que no son tratadas, hace que sea casi imposible erradicarlas con una estrategia convencional de pesticidas.

La investigación ha ahondado en la dinámica de poblaciones de la especie con el fin de sentar las bases de nuevas estrategias que minimicen las pérdidas económicas debido a la mosca del olivo. En este sentido, se están explorando alternativas a los pesticidas convencionales, como el uso de insectos estériles, trampas con feromonas y control biológico mediante la introducción de depredadores naturales de la mosca del olivo. Estas estrategias, aunque prometedoras, requieren de una mayor comprensión de la biología y ecología de la mosca del olivo para ser implementadas de manera efectiva.