Biología
Inicio Etología La obediencia de los perros tiene una base genética

La obediencia de los perros tiene una base genética

Publicado por Ramón Contreras

Los perros son uno de los animales que más tiempo lleva con el ser humano. Su domesticación es una de las más exitosas. La diversidad de razas de perros que se han conseguido para una gran variedad de tareas lo hacen en una de las herramientas más útiles del desarrollo humano. Cada día se encuentran nuevas virtudes de estos compañeros que llevan alrededor de 30.000 años con nosotros. Un ejemplo de ello es que en la actualidad se emplea el sorprendente olfato de los cánidos para descubrir alijos ocultos de explosivos o de drogas. Pero no solo eso, se está entrenando a perros para que detecten grandes cantidades de dinero o tumores en personas enfermas. Este compañero destacado por su fidelidad y obediencia casi castrense es como dice la frase hecha el mejor amigo del hombre. Sin embargo, ¿qué hace que el perro sea tan fiel y obediente en comparación con otras especies domesticadas?

Un estudio reciente sobre las habilidades de los perros para comunicarse con nosotros, entender nuestras órdenes y formar equipo muestra unos resultados sorprendentes. Los perros están genéticamente seleccionados para comprendernos y acatar las órdenes de su amo. En un principio puede parecer que esto responde al sentido de la manda. Los perros como los lobos se establecen en manadas en las que la pareja dominante decide el futuro de la manada. Sin embargo, otros animales también forman manadas o rebaños, pero su obediencia y habilidad de comunicación no parece tan extendida en todas las razas.

El estudio se ha llevado a cabo con cachorros de 8 semanas, para demostrar que incluso son haber tenido una educación o tan siquiera exposición a humanos, los perros son capaces de responder a órdenes y gestos sencillo. El estudio llevado a cabo con golden retriever y labradores pequeños demostraba que los perros se sentían inclinados en el 67% de las veces a seguir las ordenes humanas para ir en una dirección, en lugar del 50% del azar. Por otro lado, cuando un ser humano hablaba delante de ellos los cachorros hacían contacto visual con su cara para intentar comprender lo que decían. Se preocupaban de intentar captar la mayor cantidad de información a través de “leer” los gestos que hacía el ser humano. Estas capacidades se vieron que estaban relacionadas con la familia del perro, aquellos emparentados tenían mayores respuestas ante el ser humano que otro. Esto, sin llegar a determinar los genes implicados en este tipo de actitudes, muestra una tendencia hereditaria a interactuar con el ser humano. Sin embargo, el estudio también mostró que los perros no se sentían especialmente inclunados a pedir ayuda a los humanos cuando se encontraban ante un problema imposible e resolver. Esto viene a decir que si bien son capaces de entender y comunicarse con un ser humano no ven en ellos las respuestas a sus necesidades, sino más bien un compañero más con quien interaccionar.

Luego, con dedicación y práctica se puede conseguir que un perro llegue a comunicarse con el ser humano, no solo a entender qué le están diciendo sino también a expresar sus propias necesidades al ser humano mediante diferentes sistemas complejos.