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Cómo se activa la floración

Publicado por Ramón Contreras

La formación de flores es uno de los procesos culminantes del ciclo de una gran cantidad de plantas. Las flores son los órganos encargados de la reproducción en las denominadas plantas superiores. La misión de las flores es contener los órganos masculinos y o femeninos de la planta y además atraer a posibles polinizadores. Sobre la flor polinizada se desarrollaran los frutos. Es por estos motivos que el proceso de floración, la formación de las flores, está altamente controlado para que el gran gasto energético que implica se lleve a cabo en el momento justo. Para que funcione correctamente la floración de los individuos de una población se ha de dar de forma sincronizada para permitir la polinización cruzada de los individuos.

Con esto en mente resulta lógico pensar que la floración está activada por variaciones del entorno. De esta manera todas las plantas de una población pueden empezar a florecer cuando las condiciones ambientales son las óptimas para la especie. Las flores son unos órganos muy especializados que contienen un gran número de tipos celulares en muy poco espacio. Es por eso que al control ambiental de la floración hay que añadir un control genético llevado a cabo por gradientes de concentración de hormonas (principalmente se ha descrito la intervención de las giberelinas y las poliamidas como inductores de floración), cantidades de luz y señales internas de las células vecinas. El meristemo vegetativo (de formación de tallo y hojas) recibe señales de la planta y cambia los genes que expresa convirtiéndose en un meristemo floral (desarrollo de flores y órganos reproductores).

La principal señal ambiental que lleva al inicio de la floración es el fotoperiodo y en segundo lugar las bajas temperaturas. Éste es percibido por los fitocromos en las hojas que envían señales hormonales al meristemo para que empiece a expresar los genes de floración. El paso de los días cortos, de la estación fría, a los días largos, de primavera y verano, suele ser la señal ambiental más utilizada para activar la floración. Esto es debido a que el proceso de floración y de formación del fruto requiere un gran gasto energético por parte del individuo, por lo que éste no podría llevarse a cabo en periodos de poca iluminación. Lee más sobre el fotoperiodo en su artículo aquí. En él encontrarás como las plantas clasificadas como de día corto o día largo tienen requerimientos diferentes de luz para empezar a florecer.

Una planta contiene más de un meristemo, normalmente situados en el extremo de las ramas y en cada uno de los ojos de las ramas. Para que un meristemo vegetativo cambie de fase es necesario que tenga una metilación génica elevada (del 60% aproximadamente). Este tipo de silenciamiento génico se va obteniendo con la edad del meristemo, de forma que solo un meristemo adulto (que ha formado una rama antes, por ejemplo) es sensible a las señales para convertirse a meristemo floral.

La activación del meristemo floral conlleva un aumento de la síntesis y transcripción de ADN e incremento de la producción de proteínas. Aumento de la actividad mitótica en el meristemo y crecimiento en tamaño del meristemo.